✨13

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Las noches en la gran ciudad de Busán eran naturalmente oscuras: aquel era un cielo sin estrellas gracias a la contaminación lumínica. A las estrellas las sustituían las luces de los grandes edificios siempre despiertos y los confiables y nocturnos postes de luz. Aunque Jennie supiera estas cosas, no le gustaba; porque cuando se despertaba en medio de la noche, sintiendo los mounstruos debajo de su cama más agresivos y abrumadores que nunca, y el armario rechinar suavemente, y en su cabeza algo surgía que se alarmaba de los sonidos y las sombras de las luces, no había nada que la consolara si miraba a través de la ventana. En realidad, no la consolaban las luces artificiales de los postes ni los edificios, sentía un abrazo frío alrededor de sus delgados hombros, sentía ganas de llorar.

Jennie era un poco miedosa, y en la escuela aveces la llamaban inmadura, pero a ella no le importaba. Ellos no sentían lo que ella sentía en las noches silenciosas, no sentían su corazoncito golpear tan estrepitosamente su pecho y ese temblor raro que le advertía de malos y falsos augurios. Así que, renunciando a la idea de dormir en ese ambiente, tomó su pequeña almohada y su poderosa mantita, que envolvió alredor de sus hombros en un manto protector y la arrastró de esta manera hasta el cuarto de su hermano mayor. Abrió la puerta cuidando que no rechinara, y se dió el lujo de sorprenderse cuando se dió cuenta de que todavía había alguna gente despierta dentro de la habitación. Jennie no estaba segura de saber qué antecedía su llegada.

Su hermano tenía los ojos entrecerrados, pero se veía sumamente agitado, como Jennie cuando volvía de correr en el parque con sus amigos. Su pecho subía y bajaba frenéticamente, e incluso en la oscuridad de la habitación Jennie pudo ver que tenía toda la cara roja-ejem, sin contar que parecía no tener pantalones-. Jisung no se veía tan agitado, pero su semblante era algo extraño. Aquel le miraba tan intensamente, que Jennie se preguntó qué diablos estaban haciendo, y por qué Jisung estaba sobre su hermano, tan cerca de su cuerpo con su mano cubierta de algún líquido extraño. Jennie incluso pensó que quizá le estaba haciendo algo malo a su hermano, pero como no hicieron más nada, Jennie pensó que quizá solo estaban jugando, la gente grande tenía algunos juegos extraños. Como sea, la pequeña terminó por deshechar completamente la idea de pedirle a su hermano dormir con él, tranquilamente dió media vuelta sobre sus pies para dirigirse al cuarto de sus padres.

Quizá recibiría alguna burla mañana por ser tan miedosa, su oppa era realmente el único que no se burlaba de eso. Pero no importaba, era mejor que dormir sola, y sin duda mejor que entrar en aquel cuarto con aquella extraña situación. A Jennie algo no le daba buena espina, y mañana si no se le olvidaba le preguntaría a su hermano a qué estaban jugando él y Jisung.

Mientras, en el cuarto de los adolescentes del hogar, Jisung tenía un debate con su propio y asqueroso cerebro. Minho había llegado al orgasmo momentos antes de simplemente caer dormido. Jisung todavía podía sentir bajo sus dedos su suave piel libre de bello corporal, en su nariz el dulce olor a algo parecido a fresas, incluso el pene, suave y dulce, y la esperma espesa se deslizaba sobre su mano. Jisung sentía dentro de sus pantalones algo rígido y duro como la mierda, y dentro de su cabeza algo que punsaba fuertemente sobre la sién que era como si un líquido se expandiera alrededor de sus neuronas dejando su cerebro medio dormido. Dentro del pecho sentía una inquietud, su respiración se agitaba por momentos y solo quería seguir con lo que había empezado él mismo.

Poco a poco todo se iba difuminando...cómo iba a ser, no había manera. Minho no había nacido para estar con mujeres, a Jisung no le cabía en la cabeza. No había manera de que hubiera mujer alguna que mereciera tal belleza, no había mujer alguna que pudiera hacerse cargo de aquella joya preciosa. Estaba por todos lados, en el tono fino de su voz cuando gemía, como agarraba las sábanas suavemente entre sus lindas manos cuando el placer le ganaba, y aquellas expresiones...sobretodo justo al correrse. Aquellos ojos suplicantes, aquellos labios rojizos entreabiertos, el hilo de saliva y el pequeño sollozo que había salido de sus labios. No, no había manera, Minho había definitivamente nacido para ser presionado contra el colchón y follado hasta que llorara, y sus manitos subieran y bajaran nerviosamente, arañando las sábanas, arañando su espalda, tapando su boquita y su cara de la verguenza. Minho había nacido para recibir palabras sucias en el oído y toqueteos juguetones en su lindo y pálido cuerpo, donde incluso los pezones eran casi rosados y los subtonos rosados de su piel dejarían babeando hasta a el hombre más rectamente heterosexual del planeta. Incluso por sobre los pensamientos de la parte de su cerebro que todavía no había sido contaminada por aquella sustancia extendiéndose en sus neuronas, que le decía sobre ayudar a su hyung a encontrar una mujer que encajara con él, algo en su cabeza comenzó a volverse receloso de muchas cosas, como si codiciara algo que no le pertenecía.

Respiró pesadamente, barriendo aquellas enfermas tonterías de su cabeza y parándose, resignado, yendo a buscar toallitas húmedas al baño para limpiar el desastre de esperma sobre su mano y las piernas de Minho. Sin embargo, cuando sus dedos siquiera rozaron la suave piel de los muslos de su hermanastro, su respiración se cortó y su cuerpo se sintió inclinado por algún tipo de inercia a acercarse a su cuello e inhalar la fragancia tan adictiva que su hyung contenía, exhalando pesadamente después de cada necesaria bocanada, y el cuerpo se le sentía cada vez más caliente.

«Dios, esto no está funcionando»

—Sungie... — genial, ahora estaba depierto. Su simple y suave voz hizo su erección estremecer —. ¿Qué pasa...?

—N-nada — tartamudeó, sintiéndo el calor sobre sus mejillas intensificarse —. Solo estaba...limpiando este desastre, pero ya me iba.

Cuando estaba a punto de retirarse, una mano lo tomó tímidamente de su muñeca y lo detuvo. Era un toque muy frágil, como si fuera un toque a punto de arrepentirse, dubitativo. Jisung se volteó, viendo a Minho con sus mejillas sonrojadas y ojos nerviosos. Se volteó completamente, y pensando que algo malo sucedía, la preocupación lo hizo dirigir su palma a la cabecita de Minho y acariciar sus cabellos, queriendo transmitirle la seguridad que él mismo en el momento no tenía.

—¿Qué tiene, hyung?

Quedó completamente sorprendido cuando Minho se acercó más a él, y susurró como si fuera un secreto
—: Jisung, estás duro.

Hubo un impulso, Jisung respiró fuertemente, de tomarle su mano y dirigirla a su bulto, y soltar algún comentario filoso y sucio hasta ver sus mejillas enrojecer de la verguenza. Sin embargo, todo su cuerpo tembló ante aquella ráfaga desconocida.

—Yo...

—Quiero ayudarte, de alguna manera te lo debo.



Nadie pregunte qué onda con lo de Jennie lmao

Gatito ✨ HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora