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Los amigos están para ayudarse, o eso pensaba Minho, y por ello, Changbin como su único amigo estaba moralmente obligado a mimarlo un poco. Así que, una pequeña e inocente petición, ¿haría daño? Minho pensó que podía permitírselo a sí mismo.

—Changbin, ¿me compras helado?

Changbin en cuestión le dedicó vagamente la mirada.

—¿Es en serio?

—Es que no traigo dinero. — Changbin le dirigió una falsa mirada hostil, con aquellos pequeños ojos de águila cargados de cierta aura que siempre hacían a Minho carcajear flojamente.

—¿Es en serio? — preguntó por segunda vez, Minho asintió como un niño pequeño —. Está bien, pero me debes algo.

—No te debo nada, ya tienes mi amistad sincera.

Changbin pareció decidir que no respondería, solo le rodeó los hombros con un brazo y juntos caminaron hacia la heladería más cercana: un pequeño puesto donde hacían la crema helada favorita de Changbin. Ese día, estaba secretamente feliz de poder llevar a su mejor amigo allí.

Changbin no era una persona fría, aunque se esmerara en lucir como tal. En realidad, estaba siempre extremadamente feliz de tener a la gente que realmente apreciaba a su lado.

Cuando llegaron, un sorpresivo rostro les dió la bienvenida. Al principio, no lo reconoció, pero a medida que se acercaba, su voz y su rostro encajaban en sus recuerdos como en un rompecabezas. Era un chico, por su puesto, bastante alto, y se dirigía hacia ellos con una sonrisa. Minho entró en un repentino pánico intenso, sin tener demasiadas ganas de lidiar con ese mundo que de alguna manera no relacionaba con Changbin.

Cuando el muchacho llegó a donde estaban, Minho tenía ganas de caminar unos cuantos muchos pasos saliendo de la puerta de la heladería.

—¡Minho hyung!

—¡Seungmin! Es decir, porque ese era tu nombre, ¿verdad?

Claro que no se había olvidado, pero tampoco quería que pareciera que lo había recordado demasiado. Minho no estaba seguro de si eso lo hacía lucir como un hijo de puta-dios, desearía simplemente no tener que hablar con la gente-.

El muchacho le dedicó una mirada amable, fantasma de compresiva, pero escéptica en algún punto. Minho se dió cuenta que quizá aquella era una expresión bastante característica suya. Seungmin lucía amable, y al mismo tiempo, no demasiado; se veía como si no le agradaras tú, sino que se agradaba él mismo mientras te hablaba. Su lenguaje corporal siempre decía que necesitaba algo de ti, y al mismo tiempo decía "puedes confiar en mí", como una especie de arma de doble filo.

—¿No me recuerdas ? No creo que haya ningún problema con eso...— Lucía como si fuera a continuar su vago intento de coqueteo, pero él mismo detuvo sus palabras para observar brevemente a Changbin —. ¿Me presentas a tu amigo?— Este lo miraba con disimulada confusión.

—Yo... él es Changbin, es mi mejor amigo. Changbin, él es Seungmin, un conocido — dijo, con la voz suave y timbre irregular.

Mierda, definitivamente estaba actuando como un idiota al que no le agradaba para nada Seungmin. Minho esperó desde lo más profundo de sí que Seungmin no lo interpretara de esa forma, pero afortunadamente al chico no pareció importarle su fría presentación. Changbin y Seungmin se saludaron, inclinándose algunos grados hacia el suelo durante algunos segundos. A pesar de eso, Changbin parecía girar demasiado los ojos de un lado a otro, y Minho pensó que Seungmin no le agradaba mucho-A Changbin no muchos le agradaban durante la primera impresión, pero en aquella ocasión parecía un desagrado especial-.

Gatito ✨ HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora