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Nada salió mal al final, y la salida con Jennie fue un éxito; la niña estaba más que feliz de salir a pasear con su adorado hermano mayor, y se rió como una tonta durante todo el paseo, dejando el corazón de Minho lo suficientemente tranquilo. ¿El único problema? Minho no podía dejar de pensar en Jisung, incluso con su hermanita de la mano, caminando por las calles en busca de tiendas de juguetes y chucherías. Incluso cuando se sentaron en un parque a ver la luz de la mañana, y tenía a Jennie agarrada de su cintura, él no podía evitar que su mente se desvíara al recuerdo de cuando presionó su mano contra la puerta y lo besó, resumiendo sus pensamientos a nada; y pasaron al menos cinco minutos besándose suavemente entre pausas y pausas para tomar aire y mirarse a los ojos, sonríendo de forma tonta. No podía evitar sentir picazón en la cintura cada vez que recordaba las leves y cariñosas caricias que Jisung depositaba sobre ella por encima de su ropa. Creyó que se estaba volviendo loco.

Comenzó a sentirse inseguro qué tan sano era su acuerdo con su hermanastro, pero detener todo ahora se sentía raro, como si fuera realmente patético. Tomó un largo suspiro, echando su cabeza para atrás, dándose accidentalmente un pequeño golpe con el respaldo de la cama.

—¿No crees que el amigo de tu hermano, ese Seungmin, es un idiota? Solo sus expresiones faciales me dan ganas de matarlo — dijo Changbin de la nada, que estaba en su habitación con él, viendo El Prisionero de Azkaban. Minho miró a su amigo con una mueca de cansancio en su rostro.

Es decir, Changbin llevaba sacando el tema de Seungmin esporádicamente durante toda aquella semana, y Minho estaba apunto de golpearlo la próxima vez que lo mencionara.

—Si no te agrada, no lo saques a conversación, tontito — sugirió Minho, con un tono de falsa amabilidad, tocando con su dedo la pequeña nariz de su mejor amigo. Changbin rió levemente, inclinando su cabeza para morderle el dedo. Minho jadeó disgustado.

En ese momento llegó Jisung, vestido con unos jeans ajustados. Minho casi gimió frustrado cuando su vista se desvió por un segundo a lo atractivos que se veían sus antebrazos en esa camisa blanca, pero barrió ese pensamiento de su cerebro tan rápido como lo identificó, por instinto apegando su cuerpo a Changbin para abrazarse un poco a su torso; a pesar de eso, la sensación de falta de aire no se fue del todo.

Su hermanastro se paró con las manos en las caderas, mirándolos como si nada, y a la computadora a unos metros de ellos.

—¿Qué ven? ¿Harry Potter? Amo Harry Potter.

—Sí, yo también. Esta es la tercera. — Changbin apenas hablaba con Jisung, así que no pudo evitar que su tono de voz evidenciara su timidez.

De todas maneras, Jisung no pareció darle importancia a esto, y rodeó la cama hasta el otro extremo, acomodándose en una esquina, justo al lado de Minho. Preguntó
—: ¿Puedo unirme a ustedes?

—Si quieres — respondió Minho, como si no le importara, despegándose un poco de Changbin para enderezarse y darle a Jisung un lugar.

Evidentemente, estaba más nervioso de lo que aparentaba, pero cuando Jisung tomó un lado de la cobija para cubrir su propio regazo, su nerviosismo se disparó, y Minho no podía dejar de pensar en lo cálidas que se sentían sus piernas contra las suyas. Se obligó a dejar de pensar en eso, apoyando su espalda contra el respaldo de la cama y siguiendo el transcurso de la película. O al menos lo intentó, porque la mano de Jisung se apoyó casualmente sobre su muslo por encima de la cobija, y eso fue suficiente para distraerlo. Mierda, se sentía muy cálido, el ligero toque provocaba mariposas en su estómago: una sensación que no recordaba haber experimentado. Estaban muy cerca, y Minho podía oler la fragancia natural del cuerpo de Jisung, masculina y agradable, que lo drogaba poco a poco sin que se diera cuenta. La cercanía de Jisung era muy agradable, y Minho no supo como asimilar eso; era tan agradable que se acostumbró a ella tan rápido como era increíble, perdiéndose en su tonta e injustificada felicidad y siguiendo superficialmente la trama de la película.

Con el pasar de los minutos, los tres chicos fueron acomodándose de distintas maneras, hasta que quedaron los tres tapados hasta el cuello con la cobija, aún medio acostados pero recostados sobre el espaldar, y la mano de Jisung volvió a dirigirse a su muslo, esta vez por debajo de la cobija, haciendo contacto directo con su piel, ya que llevaba un short corto que se le había levantado bastante con el roce del colchón. Minho le dirigió una mirada extrañada, pero la única respuesta que recibió fue un apretón en el muslo, y una mano que iba subiendo poco a poco hasta ubicarse en la parte interior de su muslo, muy cerca de su pene.

Esta vez, le dedicó una mirada de advertencia, pero Jisung no parecía querer llegar a mayores, solo dió otro apretón en esa parte del muslo. Su palma era demasiado cálida, y transmitía sensaciones a su cuerpo que eran tan maravillosas como abrumadoras. Minho colocó su mano sobre la de su hermano disimuladamente, buscando detenerlo, sin esperar que este la tomara con fuerza para entrelazara con la suya.

Minho creyó sonrojarse, y Jisung no soltó su mano hasta el final de la película.

Esa noche, Minho encaró a Jisung.

—¿Qué fue eso?

—¿Qué fue qué?

—Eso, cuando estábamos viendo la película. ¡Changbin estaba al lado mío! Sabes que me cuesta no gesticular — se quejó. Intentaba verse enojado, y le gustaría estarlo, pero no lo estaba del todo. Incluso su subconciente lo llamaba exagerado, probablemente porque estaba siendo poco objetivo debido a que en realidad lo disfrutaba. Pero ese no era el punto.

—Ah, lo siento, hyung. — Jisung lució avergonzado por un momento, pero pareció haberse recuperado luego de unos segundos —. Es que sus expresiones son tan bonitas. Es como un gatito asustado — dijo, para luego carcajear.

—¡Yah! Jisung... No es chistoso — se quejó Minho, avergonzado, sentándose en la cama para darle un leve golpe a Jisung en el brazo.

—De todas maneras, ¿cómo es eso de que le cuesta no gesticular?

—¡No cambies de tema!

Pero ya era muy tarde. Jisung ya había centrado toda su atención en ese comentario, y su mano se dirigió lentamente a su cuello para acariciarlo superficialmente. Minho cerró las piernas por instinto, cuando sintió la sensibilidad de su piel jugarle una mala pasada. El pulgar de Jisung se dirigió a su manzana de Adán, acariciando de arriba a abajo, hasta que su mano estuvo envolviendo su cuello casi completamente. Minho no pudo evitar sisear.

—¡Jisung!

—Tienes razón, Honie, gesticulas mucho — mencionó de forma serena, acercando su rostro al de Minho, donde su aliento caliente chocaba directamente con su oído —. Pero, ¿sabes qué? Me encanta. — Minho no podía pensar, toda su atención estaba dirigida a la mano sobre su cuello que había comenzado a ejercer una leve presión, y a la voz baja que le hablaba sin honoríficos al oído, el tono poco respetuoso causando estragos en su estómago. Solo por eso, su pene presionaba duramente contra sus pantalones cortos —. ¿Por qué no eres bueno y pones el seguro por mí, Honie?


Gatito ✨ HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora