✨06

3.9K 296 31
                                    

Después de aquel suceso, Jisung comenzó a manifestar una serie de actitudes cariñosas hacia él que claramente demmostraban lo mucho que había cambiado su fría y monótona relación. Lo trataba como si fuera un niño, y le ponía apodos rídiculos y adorables como "Honie" o "Minnie". Pese a eso, Jisung nunca había dejado de lado los honoríficos, lo cual hacía pensar a Minho que aún no olvidaba del todo que él tenía dieciséis y Minho diecisiete, o quizá lo hacía para evitar que Minho se enojara demasiado con su actitud.

Lee Minho no apartó los ojos de la pantalla, comenzaba a tener algo de frío, y cayó en cuenta de que se le había olvidado buscar una manta. De todas maneras, no se levantaría.

Digamos que la vida había vuelto a la normalidad: a Minho ya no le interesaba el sexo, había vuelto a ser el mismo antisocial de siempre. Aunque, por supuesto, no se había normalizado demasiado, puesto que ahora los dos hermanos se llevaban repentinamente bien. Excelente, diría cualquiera que viera como Jisung se envolvía en una manta, pasando la parte restante por detrás de la espalda de su hyung a la par que su brazo rodeaba sus hombros, mientras ambos observaban una película en la laptop de Lee.

Minho sonrió al ya no sentir frío.

La película llegó a su fin, y el mayor de los dos se aseguró de apagar su laptop y colocarla en la mesa a un lado de su cama. Jisung salió de debajo de la manta, cubriendo completamente a Minho con ella. Minho no pudo evitar soltar una leve risa cuando Jisung acomodó su cabecita en la almohada, acariciando sus cabellos con su mano cálida que parecía abarcarlo todo y envolverle el cerebro hasta que no pudiera pensar. La cabeza de Jisung bajó lentamente hasta que sus labios se estrellaron brevemente contra su frente, haciendo que Minho contuviera la respiración durante los segundos que transcurrieron hasta que se separara.

Minho pensó que algo se sentía demasiado raro, y trabajó duro para estabilizar el ritmo de su respiración.

—¿Qué te pasa?

—¿Qué me pasa? Que es muy adorable— respondió riendo, a la par que se acomodaba al lado de Minho, que tenía las mejillas sonrojadas y estaba envuelto por completo en la manta —. ¿Quiere salir conmigo y unos amigos mañana?

—Está bien — dijo cerrando los ojos. Si bien era cierto que Minho prefería mucho la comodidad de su hogar antes que salir a ningún lado, la verdad era que con Jisung se sentía un poco más cómodo, lo suficiente para que se animase a salir de su zona de confort.

Minho no abrió los ojos, pero aún así pudo darse cuenta cuando Jisung se había ido de su lado, por el sonido que hizo la cama cuando se levantó de ella y porque el ambiente se sentía un poco más frío de repente. Cayó en un profundo sueño despues de unos minutos.

Minho, por supuesto, era un desastre al día siguiente y lucía como uno: su cabello estaba desordenado, su cara reflejaba sus inmensas ganas de echarse a dormir y su vestuario se basaba en una vieja camisa blanca y unos jeans holgados, junto a unas zapatillas Converse; se notaba que era lo primero que había encontrado en su closet. Changbin lo conocía suficiente para saber que se había quedado dormido, y la falta de tiempo para alistarse era la razón por la cual no había llegado con su típico aspecto perfecto e inmaculado. De todas maneras, su inusual look desorganizado no evitó la horda de miradas y suspiros dirigidos hacia él enseguida entró por las puertas de la institución. Lo cierto era que Minho era ignorante en cuanto a lo tan popular que era entre las chicas en la secundaria; la mayoría pensaba que su aspecto de chico bueno era encantador.

Naturalmente, todas las chicas de su edad estaban tan cansadas de que casi todos los chicos guapos fueran unos idiotas sin cerebro, la mayoría de las veces altaneros y arrogantes, que al mirar a Minho, quien era conocido en la secundaria por haber ganado varios concursos, sobretodo de literatura o arte; que aveces leía, con esos lentes de armadura gruesa que solo usaba cuando necesitaba observar cosas de cerca; y esa amable sonrisa que le dedicaba a todo el que se cruzara con él. Nadie podía evitar caer un poco por el chico que contaba sus pasos al caminar, que tenía una voz angelical, que trataba a todas las mujeres como si fuesen princesas y amaba a los gatitos. Era un angel, y Changbin solía concordar en eso, era un angel que el cielo le había encomendado cuidar o eso decía él algunas veces, cuando Minho le reprochaba que lo cuidara tanto.

—Posiblemente repruebes por quedarte dormido.

—Patrañas — negó rotundamente, tallandose los ojos con el dorso de las manos y puchereando.

—¿Qué estuviste haciendo anoche? — preguntó Changbin, bebiendo de una cajita de jugo que se había encontrado en un pupitre.

—Vi una película con mi hermano a la 1:00 am o algo así — dijo, bostezando —. Tiene mucha energía, nunca se ve cansado... Se mueve incluso dormido, es exasperante...

—¿Desde cuándo se llevan?

—Desde hace poco — sonrió —. Debería presentarlos, se parecen bastante.

El dúo no pudo seguir hablando, pues fueron interrumpidos por el timbre que anunciaba el inicio de la jornada escolar, y con ella, un examen de Biología para Changbin y Minho.


Gatito ✨ HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora