Capitulo 4

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—¿De verdad esperas que nos creamos esa patraña?—Como

siempre fue Dairene la primera en abrir la boca—. Mira que

te has inventado cosas ridículas cada vez que te he propuesto

ir al club, pero esta se lleva la palma.

—Está claro que aunque estuviera aquí no iría a esa

fiestecita, pero gracias a un programa de la radio, ése de

música latina, no he necesitado inventarme nada. El fin de

semana que viene estaré en Las Vegas viendo en primera fila

el concierto de Marc Anthony en el casino Montecito.

—Venga ya, eso no te lo crees ni tú—. Sheila estaba

empezando a cabrearse con su amiga.

Miró el reloj, se estaba haciendo tarde y tenía que madrugar,

así que decidió que era hora de irse. De lo contrario

acabaría teniendo una bronca con su compañera de piso y no

le apetecía tener que pasar varios días viendo la cara de

ogro de su amiga cada vez que se cruzase con ella por el

pasillo.

—Tengo que irme—dijo levantándose de la silla—,

mañana tengo que trabajar y se hace tarde—. Dairene

también se puso en pie.

—¡No vas a ir a ningún lado hasta que nos digas la

puñetera verdad!—¡La puñetera verdad es que no pisaría ese antro ni

loca, y lo sabes! Pero resulta que lo de Las Vegas también es

verdad, si no quieres creértelo, allá tú.

Ricardo bebió de su copa. Angeles se tocó el pelo con

nerviosismo, conocía muy bien a sus dos amigas y sabía que

eran dos titanes a la hora de discutir y defenderse. Oliver

apretó la mandíbula, aquella loca acababa de llamar antro a

su preciado tesoro...

—El Lust no es ningún antro, es un club muy

exclusivo donde la gente va a divertirse y a disfrutar de su

sexualidad. Allí nadie te obliga a nada, ¿cuándo vas a

entender eso, Sheila?—Ésta empezó a contar hasta cien antes

de responderle a su amiga.

—No sé para qué te molestas en hacerla entender

nada, Dairene. Está claro que la asturiana es una reprimida y

una amargada a la que no le gusta divertirse. Quizá por eso

sus príncipes se convierten en rana...—Ricardo hizo un gesto

a su amigo para que se calmara.

—No sabía que aparte de un gilipollas fueras una

portera cotilla, rubiales. Dime, ¿alguna vez le has preguntado

a tu exmujer por qué te convertiste en rana tú? ¿Por qué

siendo el dueño de un club tan exclusivo, divertido y

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora