Capitulo 31

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Un incidente con un socio que se había puesto algo intenso

en una de las habitaciones, llevó a Oliver a su despacho para

solucionarlo. Un contratiempo de última hora con el que,

evidentemente, no había contado y que por suerte, no lo tuvo

ocupado demasiado tiempo. El socio en cuestión, iba un

poco pasado de copas y se entusiasmó demasiado con su

acompañante, no solía pasar ese tipo de cosas en el club,

pero por desgracia siempre estaba el gilipollas de turno que

se pasaba las reglas por el forro de los cojones. Cabreado,

se sirvió un trago de ese agua de vida que guardaba en la

vitrina como oro en paño y, se lo bebió de un trago. Cuando

Lucy lo avisó de lo que estaba sucediendo arriba, todavía no

había visto ni a su hermana ni a la asturiana. ¿Qué narices las

mantenía tan ocupadas en el aseo? Esperaba por el bien de

ambas que no estuvieran tramando algo, porque el horno no

estaba para bollos precisamente en ese momento.Sheila, buscó desesperada a Oliver en todos los

salones del club sin éxito. ¿Dónde mierda se habría metido?

La última vez que lo vio, estaba acompañado por la pelirroja

Blancanieves, ¿no estaría encerrado con ella en alguna de las

habitaciones, verdad? Sólo de pensarlo, el estómago se le

contrajo. «No, él no sería capaz de hacerme algo así»—se

tranquilizó. Se aproximó a Dairene que contenta coqueteaba

con un tipo al que ella no conocía.

—Disculpa que te moleste, Pocahontas, ¿puedo

hablar contigo un momento?

—Por supuesto—miró a su acompañante y se

disculpó con una candorosa sonrisa—. Ahora vuelvo, Aladín

—luego se alejaron unos pasos para hablar sin ser oídas—.

¿Ya has hablado con mi hermano?

—No, aún no.

—¿Y a qué esperas?

—Es que no lo encuentro por ningún lado, parece

que se lo ha tragado la tierra. ¿Tú lo has visto?

—No, no tengo ni idea de dónde puede estar. ¿Le

has preguntado a Lucy? A lo mejor ella sabe algo, quizá te

esté preparando esa sorpresita.

—Eso, ponme más nerviosa de lo que ya estoy,

mujer.

—Deja de pensar en gilipolleces y haz lo que

acordamos en el baño, Maléfica.

—Lo estoy intentando, pero no encontrarlo me

complica las cosas, ¿sabes?—Mira, acércate al mostrador y pregúntale a una de

las chicas.

—Está bien, voy a ver si me entero dónde coño se

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora