Capitulo 16

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A pesar de tener claros sus sentimientos, o eso creía, intentó

hacer las cosas como su amigo Ricardo le había aconsejado la

noche del domingo cuando hablaron por teléfono, por lo

menos que no se dijera que no lo había intentado... Por eso

mismo, los dos primeros días de la semana se presentó en el

puesto de trabajo de la asturiana con la disculpa de coger su

café de camino al trabajo y, aprovechar para invitarla a

cenar o a tomar algo. Su respuesta había sido un «no» tajante

para después añadir, «no me interesa». Ese «no me

interesa», lo cabreó muchísimo. No entendía a qué venía su

negativa, ¿acaso no podían ser amigos? Pues por lo visto a

ella no le interesaba, palabras textuales, tener con él algo

más que los revolcones de fin de semana en el Lust. Y por

eso no dudó en poner su plan en marcha al día siguiente. Si

esa mala pécora no quería quedar por las buenas, lo haría

por las malas.Sheila miró hacia la calle por el cristal de la puerta

del starbucks sin descorrer del todo las cortinas que lo

cubrían antes de abrir. Aunque su compañero Samuel le

había asegurado que ningún rubiales potente esperaba en la

acera, quiso cerciorarse por sí misma. Respiró aliviada al

ver que éste tenía razón, él no estaba allí, al menos de

momento.

No iba a negar que se había sorprendido mucho al

verlo aparecer el lunes a primera hora de la mañana y

después también el martes. Como tampoco iba a negar que,

cuando le propuso quedar ambos días para cenar, algo se

agitó en su interior poniéndola alerta. Si ya sentía ese

cosquilleo cuando lo veía aparecer habiendo compartido

unas pocas noches de sexo alucinante, no quería ni imaginar

lo que empezaría a sentir si llegara a conocerlo más. Si

llegara a descubrir que el rubiales, no era tan gilipollas

como aparentaba ser. No que va, no podía arriesgarse.

Por mucho que le gustara, porque también tenía que

reconocer que le gustaba bastante y, que se lo pasaba en

grande con él en la cama, no podía permitir que la relación

física, pasara a un plano más personal.

No cuando con ello implicara poner en riesgo su

salud mental y su corazón.La llegada de clientes la obligó a dejar de pensar y a

ponerse las pilas. Pasó toda la mañana mirando hacia la

puerta cada vez que la campanilla de ésta sonaba esperando

verlo entrar, pero no. Esa mañana él, no se dejó ver. ¿Por

qué tenía la sensación de sentirse decepcionada por ello?

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora