A pesar de tener claros sus sentimientos, o eso creía, intentó
hacer las cosas como su amigo Ricardo le había aconsejado la
noche del domingo cuando hablaron por teléfono, por lo
menos que no se dijera que no lo había intentado... Por eso
mismo, los dos primeros días de la semana se presentó en el
puesto de trabajo de la asturiana con la disculpa de coger su
café de camino al trabajo y, aprovechar para invitarla a
cenar o a tomar algo. Su respuesta había sido un «no» tajante
para después añadir, «no me interesa». Ese «no me
interesa», lo cabreó muchísimo. No entendía a qué venía su
negativa, ¿acaso no podían ser amigos? Pues por lo visto a
ella no le interesaba, palabras textuales, tener con él algo
más que los revolcones de fin de semana en el Lust. Y por
eso no dudó en poner su plan en marcha al día siguiente. Si
esa mala pécora no quería quedar por las buenas, lo haría
por las malas.Sheila miró hacia la calle por el cristal de la puerta
del starbucks sin descorrer del todo las cortinas que lo
cubrían antes de abrir. Aunque su compañero Samuel le
había asegurado que ningún rubiales potente esperaba en la
acera, quiso cerciorarse por sí misma. Respiró aliviada al
ver que éste tenía razón, él no estaba allí, al menos de
momento.
No iba a negar que se había sorprendido mucho al
verlo aparecer el lunes a primera hora de la mañana y
después también el martes. Como tampoco iba a negar que,
cuando le propuso quedar ambos días para cenar, algo se
agitó en su interior poniéndola alerta. Si ya sentía ese
cosquilleo cuando lo veía aparecer habiendo compartido
unas pocas noches de sexo alucinante, no quería ni imaginar
lo que empezaría a sentir si llegara a conocerlo más. Si
llegara a descubrir que el rubiales, no era tan gilipollas
como aparentaba ser. No que va, no podía arriesgarse.
Por mucho que le gustara, porque también tenía que
reconocer que le gustaba bastante y, que se lo pasaba en
grande con él en la cama, no podía permitir que la relación
física, pasara a un plano más personal.
No cuando con ello implicara poner en riesgo su
salud mental y su corazón.La llegada de clientes la obligó a dejar de pensar y a
ponerse las pilas. Pasó toda la mañana mirando hacia la
puerta cada vez que la campanilla de ésta sonaba esperando
verlo entrar, pero no. Esa mañana él, no se dejó ver. ¿Por
qué tenía la sensación de sentirse decepcionada por ello?
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Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
RomanceSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...