Capitulo 34

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Desesperada, así se encontraba Sheila al ver que pasaban

los días y no había manera de contactar con el rubiales.

Necesitaba hablar con él de una maldita vez y decirle que

sentía de todo corazón haber sido una cobarde y por

consiguiente, haber echado a perder lo que parecía ser por

fin, una relación de verdad; porque lo cierto era que, tuvo

que pasar aquello para que ella se diera cuenta que

realmente amaba a ese cabezota de las narices. Sí, se

equivocó al guardar una información sobre su vida privada,

pero, ¿era necesario aquel trato por su parte? ¿Acaso se le

había olvidado a él lo que ella le perdonó? Joder, que trató

de engañarla con lo de la boda en Las vegas. Yno sólo eso, también falsificó una cláusula del divorcio

exprés para obligarla a vivir con él durante un mes. Cuando

supo lo de su disparatado plan se enfadó, evidentemente,

pero eran humanos, y los humanos por norma general se

equivocan, ¿no? ¿No tenía ella derecho a una segunda

oportunidad? Por supuesto que sí, al menos ella intentaría

que así fuera. Estaba harta de hablar con Dairene y que ésta

le dijera que su hermano no quería verla, que le diera

tiempo... Ya habían pasado cuatro días desde que él la

echara del club sin miramientos, ¿cuánto tiempo más

necesitaba? Porque si algo tenía claro, era que no iba a

esperar eternamente. La boda de sus amigos y el bautizo de

la hija de éstos, de la que por cierto el rubiales y ella eran

los padrinos, estaba cada vez más cerca. No era plan de

celebrar un día tan especial con resentimientos. Resopló.

Tenía que pensar en algo y rápido.

Oliver le colgó el teléfono a su hermana por tercera vez ese

día. Últimamente estaba de un pesadito que hasta le daban

ganas de mandarla a paseo. No dejaba de insistir para que

hablara con la asturiana, pero, joder, ¿no podía entender que

no quería hacerlo?

¿Que estaba tan dolido por su desconfianza que tenía miedo

a decirle algo de lo que luego se arrepintiera? Sabía que

tarde o temprano tendría que hablar con ella, sí, pero no

sería hasta que él estuviera preparado.Le repateaba el hígado que, precisamente ella,

después de haberle dicho aquella vez en su casa lo que

valoraba de una amistad, se hubiera callado algo tan

importante. Por eso estaba tan cabreado, porque fue ella

misma la que dijo que si él alguna vez fallaba en los tres

aspectos, sinceridad, lealtad y honestidad, adiós muy buenas.

¿No era eso lo que había dicho? Claro que sí. Entonces, ¿por

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora