Desde luego que quería seguir con aquello. Seguramente al
día siguiente culparía al alcohol por su atrevimiento, pero
qué leches, antes se quitaría primero las telarañas del cuerpo
y después, que fuera lo que dios quisiera.
—Ahora, para poder continuar con el juego,
necesito saber qué sentiste al leer la nota—Oliver cerró los
ojos con fuerza y tardó unos minutos en responder. Minutos
que a ella le parecieron horas.
—Al principio, cuando el camarero me entregó la
servilleta, pensé que ya te habías largado dejándome tirado
—contestó por fin—. Sentí rabia. Después, tuve que leer la
nota dos veces para asegurarme de que lo que allí ponía no
eran imaginaciones mías. Sentí regocijo, ansiedad, morbo y
excitación. Me encantan los juegos, asturiana, y tengo que
reconocer que el tuyo llegó sin esperarlo y me sorprendió.—¿Y qué sientes ahora?—Se pasó conscientemente
la lengua por el labio inferior.
—Ahora me siento expectante, me muero por saber
cómo sigue tu juego, y para qué negarlo, estoy muy excitado.
Me muero por probarte.
—Ahora que has sentido todas esas cosas, eres
consciente de que tu teoría del club no sirve, ¿verdad?—Él
achicó los ojos para mirarla—. Acabo de demostrarte que no
es necesario acudir a un club sexual para jugar. Y que el
morbo, la excitación, la expectación y el deseo, se pueden
sentir en cualquier parte siempre que te lo propongas.
—Osea que tu juego se trataba básicamente de
dejarme claro que estaba equivocado, ¿no? Y ahora vas a
decirme que el juego se termina aquí, ¿estoy en lo cierto?
—¿Qué decía la nota exactamente?—Oliver echó la
mano al bolsillo de atrás de sus vaqueros y extrajo la
servilleta. La desdobló y leyó.
—«Lo siento, rubiales, al final no he podido
esperarte y he empezado el juego yo sola. Sigo por aquí, en
alguna parte de esta inmensa discoteca y quiero proponerte
algo... Búscame, encuéntrame y juega conmigo. ¿Serás
capaz? L. A. PD: Tú me das más morbo que el tío ese. Ahora
mismo estoy esperándote expectante. Y estoy excitada sólo
de pensar si aceptarás el juego»—¿Está bastante claro, no? Me has buscado, y me
has encontrado. ¿A qué esperas para seguir jugando?—Dijo
mirándolo a los ojos y quitándose lentamente la camiseta
negra ajustada para dejarla caer a sus pies.
—¿Estás segura, asturiana? No quiero que...
—Rubiales, cierra el pico y desnúdate, ya hemos
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Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
Storie d'amoreSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...