Capitulo 8

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Desde luego que quería seguir con aquello. Seguramente al

día siguiente culparía al alcohol por su atrevimiento, pero

qué leches, antes se quitaría primero las telarañas del cuerpo

y después, que fuera lo que dios quisiera.

—Ahora, para poder continuar con el juego,

necesito saber qué sentiste al leer la nota—Oliver cerró los

ojos con fuerza y tardó unos minutos en responder. Minutos

que a ella le parecieron horas.

—Al principio, cuando el camarero me entregó la

servilleta, pensé que ya te habías largado dejándome tirado

—contestó por fin—. Sentí rabia. Después, tuve que leer la

nota dos veces para asegurarme de que lo que allí ponía no

eran imaginaciones mías. Sentí regocijo, ansiedad, morbo y

excitación. Me encantan los juegos, asturiana, y tengo que

reconocer que el tuyo llegó sin esperarlo y me sorprendió.—¿Y qué sientes ahora?—Se pasó conscientemente

la lengua por el labio inferior.

—Ahora me siento expectante, me muero por saber

cómo sigue tu juego, y para qué negarlo, estoy muy excitado.

Me muero por probarte.

—Ahora que has sentido todas esas cosas, eres

consciente de que tu teoría del club no sirve, ¿verdad?—Él

achicó los ojos para mirarla—. Acabo de demostrarte que no

es necesario acudir a un club sexual para jugar. Y que el

morbo, la excitación, la expectación y el deseo, se pueden

sentir en cualquier parte siempre que te lo propongas.

—Osea que tu juego se trataba básicamente de

dejarme claro que estaba equivocado, ¿no? Y ahora vas a

decirme que el juego se termina aquí, ¿estoy en lo cierto?

—¿Qué decía la nota exactamente?—Oliver echó la

mano al bolsillo de atrás de sus vaqueros y extrajo la

servilleta. La desdobló y leyó.

—«Lo siento, rubiales, al final no he podido

esperarte y he empezado el juego yo sola. Sigo por aquí, en

alguna parte de esta inmensa discoteca y quiero proponerte

algo... Búscame, encuéntrame y juega conmigo. ¿Serás

capaz? L. A. PD: Tú me das más morbo que el tío ese. Ahora

mismo estoy esperándote expectante. Y estoy excitada sólo

de pensar si aceptarás el juego»—¿Está bastante claro, no? Me has buscado, y me

has encontrado. ¿A qué esperas para seguir jugando?—Dijo

mirándolo a los ojos y quitándose lentamente la camiseta

negra ajustada para dejarla caer a sus pies.

—¿Estás segura, asturiana? No quiero que...

—Rubiales, cierra el pico y desnúdate, ya hemos

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora