Capitulo 27

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El jueves, Oliver estaba entusiasmado con la sorpresa que le

tenía preparada a la asturiana. Iba a invitarla a cenar, pero

no en un sitio cualquiera, no. La llevaría a su lugar favorito.

Un lugar al que él siempre iba cuando necesitaba estar solo,

pensar, o simplemente disfrutar de un poco de tranquilidad.

Y ese sitio, no estaba muy lejos de su casa, al contrario.

Se le había ocurrido la idea la tarde anterior cuando fue a

buscarla a su casa porque estaba de descanso, y dieron un

paseo por Central Park. Iban cogidos de la mano, como una

de tantas parejas que a esa hora se encontraban por allí,

hablando tranquilamente de lo que había acontecido en su

día. Riéndose a carcajadas cada vez que recordaban el

episodio vivido en casa de su hermana tres noches atrás

cuando les cortó el rollo en el salón. Desde aquella noche,

habían evitado cualquier tipo de acercamiento sexual. Por

alguna razón que ninguno de los dos explicó, lo habían

decidido así. Pero si todo iba bien, eso podía cambiar esa

misma noche.Total que, estando sentados en uno de los tantos bancos que

hay en el parque y rodeados de árboles, se les hizo de noche

sin apenas darse cuenta. Se habían quedado en silencio, pero

no un silencio incómodo, sino uno de esos en los que se

notaba a leguas que reinaba la comodidad entre ambos. Ella,

lentamente, levantó la mirada al cielo y dejó sus ojos allí,

mirando al infinito, sin ver nada porque la iluminación de la

ciudad y la espesura de los árboles lo impedían y habló:

—Desde que estoy aquí, no he vuelto a ver las

estrellas, ¿sabes? Mirar al cielo y buscar esos puntitos de

luz, resulta imposible. Ni siquiera la luna se deja ver... Echo

de menos estar en mi pueblo, asomarme a la ventana y

disfrutar de un cielo estrellado. Lo hacía casi todos los días

en verano, me daba mucha calma—suspiró.

—Estás en Nueva York, cielo. Aquí puedes ver las

cosas más extrañas en las calles, pero las estrellas... ni de

coña. Bueno, sí, puedes encontrarte de vez en cuando con

alguna de cine. Pero muy de vez en cuando.

—Las de cine no me hacen sentir bien, además

nunca me he encontrado con una... A veces pienso que son

leyendas urbanas, no existen.

—Yo puedo solucionar eso...

—¿Qué cosa?—intrigada lo miró.

—Lo del cielo estrellado.

—¿Y cómo vas a hacerlo? ¿Me vas a regalar un

viaje al espacio o algo así?—Se burló.—Muy graciosa. No, no tengo el suficiente dinero

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora