Oliver paró en su tienda favorita de delicatessen para
comprar algunas cosas y hacerle esa noche a la asturiana una
cena suculenta y también compró una botella de vino. Todo
de la mejor calidad. Él no era un sibarita, a pesar de haberlo
tenido todo en la vida, sus padres lo habían educado de la
forma que entendiera que las cosas no caían del cielo, que
había que ganárselas, pero de vez en cuando le gustaba
gastarse la pasta en productos exclusivos. Se lo merecía. Y
sí, quería impresionar a su "mujercita" con sus dotes
culinarias, para qué mentir. Y cuando él cocinaba, lo hacía
con productos de la mayor calidad posible, era la mejor
manera de asegurarse que todo estuviera delicioso. Eso y el
mimo que él le ponía a la tarea de cocinar. Era raro, pero le
gustaba hacerlo, que se le iba a hacer.Una vez hecha la compra, se dirigió a su casa. No
tenía muy clara la hora de llegada de la asturiana, no habían
quedado en nada, pero suponía que sería antes de las ocho.
Esa mañana, con la idea de cerciorarse de que ella estuviera
bien y, no hubiera cambiado de idea, se había pasado por su
trabajo llevándose la desagradable sorpresa de que estaba
de descanso. Con las ganas que tenía de verla... Y eso que
habían estado juntos hasta bien entrada la madrugada del
domingo, pero ella era como un imán que lo atraía
poderosamente y no podía controlarlo.
Llegó a casa y lo primero que hizo, aparte de dejar
las bolsas de la compra en la cocina, fue ponerse un pantalón
de deporte negro y una camiseta gris de la universidad.
Luego, sin más tiempo que perder, regresó a la cocina y
dispuso sobre la encimera los ingredientes que iba a
necesitar para la cena. Un par de buenos chuletones de buey,
setas frescas para la guarnición, y las verduras para la
ensalada. Se lavó las manos y se puso manos a la obra.
En casa de Jenny, Sheila estaba embelesada viendo
por segunda vez los vídeos que su amiga había hecho en Las
Vegas mientras ésta se daba una ducha.Ella tenía razón, hacían muy buena pareja, y aunque
se notaba un pelín que estaban un poco pasados de copas,
también se notaba que entre ellos había una química
especial. Pero sobre todo, se veía a leguas que se lo estaban
pasando de puta madre. La primera vez que vio el vídeo de
la discoteca "Oasis", donde el rubiales le había pedido
matrimonio, se había sorprendido muchísimo al ver su
propia reacción. Saltaba y gritaba como una loca ante ese
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Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
RomansaSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...