Capitulo 23

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¡Ay, joder! Volvió a leer lo que ponía en aquella servilleta de

papel unas cuantas veces. ¿El rubiales estaba allí? Se llevó

la mano al cuello inquieta. El pulso le latía en esa zona de

una forma exagerada. Si era viernes... y los viernes él

siempre iba al club... ¿Cómo sabía que ella...? Oh, mierda,

Dairene se había ido de la lengua otra vez. Era la única que

sabía de sus planes. Menuda bocachancla era la tía. Resopló.

Nerviosa miró a un lado y a otro. ¿Estaría escondido en

alguna parte observándola? No. Allí decía que estaría

esperándola detrás de una puerta roja. Pero se equivocaba,

porque Oliver estaba en una de las zonas menos iluminadas

del pub, oculto por una columna circular mirándola con

detenimiento. Fijándose en cada uno de sus gestos. Parecía

nerviosa y un poco, ¿alterada?Se había ido de casa de su amigos en cuanto se tomó el

postre y el café. Al final, como no había manera de que

dejaran el tema de su metedura de pata con la asturiana

aparcado, no tuvo más remedio que dar alguna explicación.

Entre ellas la de que le gustaba de verdad. Reconoció ante

los asombrados Ricardo, Angeles y Dairene, que hacerla creer

que estaban casados e inventarse la ley de que debían

convivir juntos al menos treinta días para solicitar un

divorcio exprés, sólo había sido un pretexto para tenerla

cerca, porque lo cierto era que, estar con ella en todos los

sentidos, lo hacía sentirse como hacía mucho tiempo que no

se sentía. «¿Estás enamorado?», le había preguntado su

hermana. No contestó. No porque tuviera miedo a darle ese

nombre a sus sentimientos, bueno, aunque para ser sincero

consigo mismo, también había un poco de eso. Lo que

pasaba era que, creía que antes de que nadie más supiera que

la quería, él debía tenerlo asumido y asimilado. Todos

sabían que había jurado no volver a enamorarse, no volver a

dejar que ninguna mujer tuviera el poder de hacerle daño,

por eso descubrir que con la

asturiana le había pasado justo lo contrario, lo tenía un poco

acojonado, la verdad. Y más tratándose de quien se trataba.

Ella no era cualquier chica, no.Ella era la mejor amiga de Dairene y de Angeles y

ellas, jamás le perdonarían que le hiciera daño y jugara con

sus sentimientos. Por tanto, antes de nada, antes de decir en

voz alta aquello que había prometido no volver a sentir, él,

tenía que tener claro lo que quería. Lo que estaba dispuesto a

hacer y sobre todo, lo que estaba dispuesto a dar. Ninguno

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora