¡Ay, joder! Volvió a leer lo que ponía en aquella servilleta de
papel unas cuantas veces. ¿El rubiales estaba allí? Se llevó
la mano al cuello inquieta. El pulso le latía en esa zona de
una forma exagerada. Si era viernes... y los viernes él
siempre iba al club... ¿Cómo sabía que ella...? Oh, mierda,
Dairene se había ido de la lengua otra vez. Era la única que
sabía de sus planes. Menuda bocachancla era la tía. Resopló.
Nerviosa miró a un lado y a otro. ¿Estaría escondido en
alguna parte observándola? No. Allí decía que estaría
esperándola detrás de una puerta roja. Pero se equivocaba,
porque Oliver estaba en una de las zonas menos iluminadas
del pub, oculto por una columna circular mirándola con
detenimiento. Fijándose en cada uno de sus gestos. Parecía
nerviosa y un poco, ¿alterada?Se había ido de casa de su amigos en cuanto se tomó el
postre y el café. Al final, como no había manera de que
dejaran el tema de su metedura de pata con la asturiana
aparcado, no tuvo más remedio que dar alguna explicación.
Entre ellas la de que le gustaba de verdad. Reconoció ante
los asombrados Ricardo, Angeles y Dairene, que hacerla creer
que estaban casados e inventarse la ley de que debían
convivir juntos al menos treinta días para solicitar un
divorcio exprés, sólo había sido un pretexto para tenerla
cerca, porque lo cierto era que, estar con ella en todos los
sentidos, lo hacía sentirse como hacía mucho tiempo que no
se sentía. «¿Estás enamorado?», le había preguntado su
hermana. No contestó. No porque tuviera miedo a darle ese
nombre a sus sentimientos, bueno, aunque para ser sincero
consigo mismo, también había un poco de eso. Lo que
pasaba era que, creía que antes de que nadie más supiera que
la quería, él debía tenerlo asumido y asimilado. Todos
sabían que había jurado no volver a enamorarse, no volver a
dejar que ninguna mujer tuviera el poder de hacerle daño,
por eso descubrir que con la
asturiana le había pasado justo lo contrario, lo tenía un poco
acojonado, la verdad. Y más tratándose de quien se trataba.
Ella no era cualquier chica, no.Ella era la mejor amiga de Dairene y de Angeles y
ellas, jamás le perdonarían que le hiciera daño y jugara con
sus sentimientos. Por tanto, antes de nada, antes de decir en
voz alta aquello que había prometido no volver a sentir, él,
tenía que tener claro lo que quería. Lo que estaba dispuesto a
hacer y sobre todo, lo que estaba dispuesto a dar. Ninguno
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Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
RomanceSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...