¿Qué narices significaba aquello? ¿El rubiales se iba a una
de las habitaciones con la mujer que según él tanto
detestaba? ¿En serio? ¡Oh no, no, no y no! Bufando por lo
bajo salió del salón antes siquiera de que a su amiga Dairene
le diera tiempo a llegar a ella. Tenía claro que, precisamente
ahora, no era nadie en la vida de él como para reprocharle
nada. Pero lo que no iba a consentir era que, el muy
gilipollas, cometiera una estupidez acostándose con la mujer
que tanto daño le había hecho porque, tarde o temprano se
arrepentiría. Tenía un pie puesto en el primer peldaño de las
escaleras cuando alguien tiró con fuerza de su brazo,
obligándola a girarse con cara de pocos amigos.
—¿Se puede saber adónde coño vas?—Le increpó
Dairene.
—Esa pregunta sobra, ¿no te parece? Creo que es
bastante evidente adónde me dirijo.
—¿Te has vuelto loca? No puedes hacerlo.
—¡Oh, sí, claro que puedo!—Se soltó del agarre de
su amiga de un tirón—. Observa y verás.
—No te lo voy a permitir, Sheila—siseó poniéndose
delante de ella impidiéndole el paso.—¡Tú no eres nadie para prohibirme nada!—Gritó
fuera de sí—. ¿Acaso no ves que tu hermano va a cometer
una equivocación revolcándose con esa zorra? Hay que
impedirlo, por el amor de Dios...
—Yo no soy nadie para prohibirte nada, igual que tú
no eres nadie para impedir que mi hermano que, por cierto,
es mayorcito, cometa errores. Sé perfectamente cómo te
sientes porque yo estoy tan estupefacta como tú. Si él ha
decidido subir con ella a una habitación, por algo será. Y
seguro que nada tiene que ver con lo que ambas pensamos.
Te apuesto lo que quieras a que mi hermano tiene un buen
motivo para hacer algo así.
—Pues discúlpame, pero yo no estoy tan segura.
Está cabreado conmigo y, esta es su manera de vengarse de
mí, acostándose con ella.
—¿Ah sí? Y dime, si mi hermano no sabe que estás
aquí, ¿qué sentido tiene hacerlo? No sé, digo yo que, si fuera
como tú dices, lo que haría sería pasearse por el salón con
Bella para regodearse. Para darte celos—bajó el tono de voz
al ver acercarse a una pareja—. Debes tranquilizarte y
confiar en él, cielo. Parece mentira para ti que todavía no
sepas que mi hermano no suele dar puntada sin hilo.
—¿De verdad crees que está tramando algo?
—Eso espero, porque si no es así, te juro que yo
misma lo cojo de los cataplines y le hago cantar la traviata
ESTÁS LEYENDO
Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
RomanceSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...