Llegó en un taxi a Upper East Side, el lujoso barrio donde
vivían sus amigos. En un principio había pensado esperar el
autobús, pero en vista de que ya estaban esperando por ella,
finalmente optó por pagarse un taxi. Pagó la carrera al taxista
y se apresuró a entrar al edificio, donde el amable portero le
sujetó la puerta para que pasara. Ninguno de los dos
ascensores estaba en la planta baja, así que llamó a ambos,
el que primero llegara. Fue el de la derecha. Se giró para
despedirse del señor de la portería y entonces vio que éste
estaba abriendo la puerta a alguien. Ese alguien, era nada
más y nada menos que el rubiales. A toda prisa entró en el
ascensor y empezó a pulsar el botón del piso de sus amigos
con urgencia para no tener que compartir espacio con él.
—¡Espere un momento, por favor!—Gritó Oliver al
ver que se cerraban las puertas del ascensor. Alcanzó a ver
la cara de la persona que iba dentro cuando ella con una
mueca de burla le había dicho adiós con una mano—. ¡Bruja!
—Siseó.Entró en casa de sus amigos con una gran sonrisa por
haber dejado tirado en la planta baja con cara de pocos
amigos al rubiales. Sabía de sobra que eso le traería
consecuencias muy pronto, pero no le importó porque en
esos momentos se sentía de maravilla. Era consciente de que
si había alguna mínima posibilidad de que esa noche cenaran
en calma, su acción la había eliminado por completo. Pero
qué coño, otras veces era él quien empezaba la batalla así
que... qué se fastidiara. Ahora sólo quedaba esperar atenta
su reacción.
—Siento llegar tarde—dijo entrando en el salón
detrás de Angeles. Le dio un beso a Ricardo y otro a Dairene—.
¿Dónde está Chloe?—Preguntó.
—Está en su habitación, dormida. Por un momento
pensé que ibas a preguntar por Oliver—dijo Ricardo con
guasa.
—Sí, claro, muy gracioso—Cogió la cerveza que le
tendió su amiga y se sentó junto a Dairene en el sofá.
—Que raro que mi hermano no avisara de que iba a
llegar tarde...—En ese preciso momento sonó el timbre de
la puerta—. Menos mal que llegas, estaba empezando a
preocuparme—. Dairene se puso en pie en cuanto su hermano
entró en el salón.
—Lo siento, el tráfico estaba imposible—besó a su
hermana y le dio un efusivo abrazo a su amigo, luego se
plantó delante de Sheila con una falsa sonrisa—. Cuánto
tiempo sin verte, asturiana...—Me has visto hace diez minutos abajo cuando te
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Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)
RomanceSheila, una asturiana de armas tomar que abandona su tierra natal dispuesta a buscarse la vida, y de paso, recuperar el control de ésta, llega a Nueva York arrasándolo todo a su paso con su fuerte personalidad. Dos titanes que están destinados a enc...