Capitulo 3

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Llegó en un taxi a Upper East Side, el lujoso barrio donde

vivían sus amigos. En un principio había pensado esperar el

autobús, pero en vista de que ya estaban esperando por ella,

finalmente optó por pagarse un taxi. Pagó la carrera al taxista

y se apresuró a entrar al edificio, donde el amable portero le

sujetó la puerta para que pasara. Ninguno de los dos

ascensores estaba en la planta baja, así que llamó a ambos,

el que primero llegara. Fue el de la derecha. Se giró para

despedirse del señor de la portería y entonces vio que éste

estaba abriendo la puerta a alguien. Ese alguien, era nada

más y nada menos que el rubiales. A toda prisa entró en el

ascensor y empezó a pulsar el botón del piso de sus amigos

con urgencia para no tener que compartir espacio con él.

—¡Espere un momento, por favor!—Gritó Oliver al

ver que se cerraban las puertas del ascensor. Alcanzó a ver

la cara de la persona que iba dentro cuando ella con una

mueca de burla le había dicho adiós con una mano—. ¡Bruja!

—Siseó.Entró en casa de sus amigos con una gran sonrisa por

haber dejado tirado en la planta baja con cara de pocos

amigos al rubiales. Sabía de sobra que eso le traería

consecuencias muy pronto, pero no le importó porque en

esos momentos se sentía de maravilla. Era consciente de que

si había alguna mínima posibilidad de que esa noche cenaran

en calma, su acción la había eliminado por completo. Pero

qué coño, otras veces era él quien empezaba la batalla así

que... qué se fastidiara. Ahora sólo quedaba esperar atenta

su reacción.

—Siento llegar tarde—dijo entrando en el salón

detrás de Angeles. Le dio un beso a Ricardo y otro a Dairene—.

¿Dónde está Chloe?—Preguntó.

—Está en su habitación, dormida. Por un momento

pensé que ibas a preguntar por Oliver—dijo Ricardo con

guasa.

—Sí, claro, muy gracioso—Cogió la cerveza que le

tendió su amiga y se sentó junto a Dairene en el sofá.

—Que raro que mi hermano no avisara de que iba a

llegar tarde...—En ese preciso momento sonó el timbre de

la puerta—. Menos mal que llegas, estaba empezando a

preocuparme—. Dairene se puso en pie en cuanto su hermano

entró en el salón.

—Lo siento, el tráfico estaba imposible—besó a su

hermana y le dio un efusivo abrazo a su amigo, luego se

plantó delante de Sheila con una falsa sonrisa—. Cuánto

tiempo sin verte, asturiana...—Me has visto hace diez minutos abajo cuando te

Bienvenida al club,relajate y disfruta.(Lust #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora