PR| ❝I like shiny things, but I'd married you with paper rings❞
En donde Lisandro y Martina vuelven
a encontrarse luego de varios años,
percatándose que cada recuerdo se sentía más vivo
que el anterior.
༘✧ ⴰ༢ Ó...
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│ ┆ ✐; mejor amiga.
LA AMISTAD ENTRE LICHA Y MAR había comenzando a desarrollarse lentamente. Aún discutían cada tanto; pero, la mayor parte del tiempo, se debía a las respuestas brutas de Lisandro al hacer las tareas.
Desde que empezaron la primaria, ambas llegaban siempre juntos a la escuela y, tan pronto como entraban, cada uno se iba por su lado.
No obstante, ahora no tenían problema en quedarse en compañía del otro.
Era el primer día de clases. Ambos comenzaban tercer grado, en la misma división; cosa que antes le molestaba a la rubia. Le había insistido a su madre que la cambiase de división, incluso de turno (no le importaba tener que ella misma a pie hasta la escuela); tenía bastante con tenerlo de vecino, tenerlo en su casa o tener que ir a la de él.
Sin embargo, ahora agradecía que la haya ignorado.
Martina era capaz de llevarse bien con gran parte del curso cuando lo necesitaba, pero en realidad no tenía amigos con a los que le contaba sus problemas o para juntarse a jugar una tarde.
La única amiga que tuvo, no iba a presentarse este año en el colegio debido a que su padre había aceptado a ser transferido hasta Buenos Aires.
Había olvidado aquello hasta la noche anterior, al pensar con quién iba a sentarse por el resto del año. Pensó en preguntarle a Lisandro, como ahora se llevaban bien, pero se arrepintió de pensarlo al creer que más tiempo juntos podría arruinar la buena relación que estaban creando.
Decidió sentarse sola y esperar a ver quién quedaba solo, quizá podía llevarse bien con otra persona y, finalmente, ser amigos.
Lisandro se había sentado en los últimos bancos, a diferencia de la rubia que siempre quería sentarse delante. Observó a Martí sentada, mientras abrazaba la mochila con el mentón apoyado en ella.
El marrón, de los ojos de Lisandro, inspeccionó la puerta del aula. Cada tanto, entraban sus demás compañeros y se ubicaban en los bancos compartidos, en espera del que sería su compañero de banco.
—¿Llega tarde Julieta? —preguntó Lisandro, tras acercarse al lugar de Martina.
Su amiga levantó la cabeza leventemente, y posteriormente sus ojos. Una comisura de sus labios se inclinó hacia abajo; pero, antes de poder negar y decir que Julieta no iba a venir más, un grito atajo la atención de ambos chicos.
