PR| ❝I like shiny things, but I'd married you with paper rings❞
En donde Lisandro y Martina vuelven
a encontrarse luego de varios años,
percatándose que cada recuerdo se sentía más vivo
que el anterior.
༘✧ ⴰ༢ Ó...
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│ ┆ ✐; anillos de papel.
LA CABEZA DE MARTINA ESTABA INCLINADA CONTRA EL BANCO, los rulos rubios caían en cascada y su espalda estaba levemente encorvada.
Lisandro frunció el ceño al ver que parecía estar haciendo algo en su cuaderno, pero no podía decir exactamente qué cuando la rubia bloqueaba su vista y la lejanía entre los asientos tampoco ayudaba.
El día estaba completamente nublado y el patio mojado, con grandes charcos, por la lluvia de la noche. Aunque no fuesen muchos niños, no había manera de dejarlos salir a otro sitio para los recreos.
Por eso el grupo se encontraba encerrado en el aula. Había un enorme bullicio en el lugar, papeles desparramados por el suelo y niños moviéndose de un lado a otro.
Licha pensó en acercarse a su amiga, pero Julieta se encontraba sentada a su lado. Estaba seguro que, tan pronto como entrase en el radar de Juli, le daría la mejor cara de orto posible.
—¿Al menos intentó peinarse? —La voz de una de sus compañeras atrajo la atención de Licha. El marrón se enfocó en la cabellera rubia de su compañera.
El tono burlón de su pregunta, no había pasado desapercibido para el castaño. El grupo de su compañera, Valentina, centró su mirada sobre el banco compartido de Julieta y Martina.
—¿Conocerá lo que es un peine? —El grupo soltó un par de risitas tontas.
El pelo de Mar estaba alborotado e inflado por la humedad de la lluvia. Lo tenía así desde ayer a la mañana, horas antes de que la lluvia apareciera.
—¡Eh! —alzó la voz, Martínez, atrayendo la atención de un par de sus compañeros—. Cierren un poco el orto.
Valentina parecía dispuesta a responderle, pero, tan pronto que volteó a verlo, estiró su espalda y evitó el contacto visual al ver su rostro molesto.
¿Qué tanto le molestaba si hablaban de Martina?
—¿Qué te importa? —preguntó con molestia, Milagros—. Tenemos razón —alzó un hombro de manera despectiva—. No parece conocer lo que es un peine.
—Y parece que vos no conoces lo que es un cepillo de dientes —exclamó con rapidez.
La chica se llevó la mano a la boca, deslizó la lengua sobre sus dientes delanteros y se encontró con un pequeño trozo de jamón entre ellos.
Molesta, se dio la vuelta y todo el grupo la siguió por detrás.
Lisandro regresó la vista a Martí. El corazón le palpitó con rapidez, y una leve presión en él, al ver como Blanco deslizaba sus dedos entre sus rulos y trataba de acomodarlos.
