𝟥𝟢. 𝐛𝐮𝐫𝐧 𝐨𝐮𝐭

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│ ┆ ✐; burn out. 


     AGUSTÍN TERMINABA DE COMER SU ALMUERZO, fideos con tuco. Martí había pausado el trabajo para hacerle de comer a su hermano. Agus llevaba casi una semana viviendo con ella. Rosa ya se encontraba mejor, pero Mar había insistido en que su hermano se quedase un par de días más para no abrumar a ninguna de las dos mujeres. 

     —Ay, no —lamentó viendo el piso. 

     Como había terminado de comer, quería dejar el plato en la pileta, pero se llevó el vaso de vidrio puesto, tirándolo al piso. Por suerte estaba calzado y los pedazos de vidrio no cayeron a un lado de él. 

     Dejó el plato en la mesa y caminó hasta la habitación de Martí, donde estaba trabajando para poder concentrarse. Con vergüenza, y nervios por interrumpirla para decirle que rompió algo, tocó la puerta. Esperó un rato por una respuesta, pero nada. 

     Seguro debe estar con los auriculares puestos, pensó Agus.

     Volvió a tocar, pero con un poco más de fuerza. 

     Tampoco le respondió. 

     Decidió abrir la puerta y, si Martí tenía que retarlo, que lo rete igual. 

     —Mar, sin querer rompí un vaso —exclamó con rapidez antes de terminar de abrir por completo la puerta—. ¿Mar? 

     Agus se acercó poco a poco a ella. Con su mano tocó su espalda y la movió. Nada pasó. La movió con más fuerza, pero seguía inmóvil tirada en el piso. 

     —¿Martí? —comenzó a zarandearla sin parar—. ¿Mar? ¡Martina! 

     Vio el celular de la rubia en el escritorio y lo agarró. Desbloqueó el celular y buscó entre sus contactos a alguien para llamar. 

     —¿Hola? 

     —¿Licha? 

     —¿Agus? —preguntó Lisandro confundido y sorprendido, ¿cómo era que tenía su número de teléfono?

     —Licha, no sé qué hacer —sollozó el menor, alertando al hombre—. Vine a decirle a Martí que rompí un vaso por accidente cuando estaba llevando el plato para lavar. Llamé a la puerta, pero no me respondía así que entré. No se despierta, Li. 

     —Para, para —lo interrumpió Licha. Agus estaba hablando demasiado rápido y no podía seguirle el ritmo a lo que decía—. ¿Cómo es eso de que Martí no despierta? ¿No estará durmiendo? 

     —Está tirada en el piso.

     Lisandro se levantó de la cama, agarró un pantalón, una remera y un par de zapatillas que tenía a mano. Metió el cargador del celular en una mochila vacía, dos remeras y otro pantalón que no sabía si estaban limpios o no. 

PAPER RINGS | Lisandro Martínez ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora