PR| ❝I like shiny things, but I'd married you with paper rings❞
En donde Lisandro y Martina vuelven
a encontrarse luego de varios años,
percatándose que cada recuerdo se sentía más vivo
que el anterior.
༘✧ ⴰ༢ Ó...
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│ ┆ ✐; mentiroso.
EL SONIDO DE LA ALARMA CUBRIÓ EL SILENCIO DE LA HABITACIÓN.
Al principio, sonó de una forma bastante sutil provocando que ninguna de las dos personas en la cama, lo notase.
El segundo intento de alarma fue un poco más fuerte, pero solo hizo que Martina removiera su cabeza contra el cuello de Lisandro. Sintiendo molestia por la interrupción de su sueño.
A la tercera alarma, Lisandro abrió los ojos. Soltó una profunda exhalación y cerró un momento los ojos, pero la cuarta alarma le hizo volver a abrirlos.
Volteó confundido hacia la derecha, donde tenía el celular cargando. ¿Por qué sonaba la alarma si era primero de enero? ¿Qué tenía que hacer? El sol ni siquiera había salido.
Intentó estirarse para desconectar el celular y apagar todas las alarmas que seguían. Siempre le costaba levantarse antes de las siete, y más si era con solo una alarma; por lo que sabía que tenía al menos cinco más por delante.
—No —se quejó Mar en voz baja y se aferró con ambas manos a la espalda desnuda de Lisandro, sin querer que él se aleje.
—Tengo que apagar la alarma.
Mar acomodó su cabeza de costado, sobre el pecho y soltó una exhalación.
—Deja que se apague sola —murmuró con los ojos cerrados.
—Tengo cinco más.
Martí abrió los ojos y levantó con la cabeza, para mirarlo con el ceño fruncido.
—¿Tanto te va a costar levantarte, boludo?
La rubia simplemente se dio la vuelta, dándole la espalda al entrerriano. Lisandro sonrió al ver la camiseta que tenía puesta, era la suya de Ajax, con un número 21 gigante.
Claramente no era de su talle, pero sabía que Mar no se iba a sentir cómoda si no tenía algo encima. Por eso, cuando se estaba quedando dormida, le colocó la remera y la cubrió con una frazada. No hacía frío en el departamento, pero era mejor que se destapase por el calor a que pasara frío.
Tomó el celular, dándose cuenta que eran las tres y media de la mañana. No tenía sentido que tuviese tantas alarmas, ni siquiera se levantaba tan temprano para ir a entrenar.
