Pequeñas gotas, apenas visibles caían del cielo y mojaban todo a su paso, la superficie de muchas ramas y hojas parecía estar cubierta por el rocío de la mañana. Su pelo se encontraba mojado pero no le importaba, estaba más concentrada en recuperar sus fuerzas, completamente agotada y con la respiración acompasada. Intentaba sacar fuerzas de quién sabe dónde para volver a levantarse con la cabeza en alto. Aunque no podía percibir el olor de la sangre gracias a la tierra mojada sabía que esta se encontraba regada por todos lados, se alejó casi arrastrándose de la casa en medio del bosque para no escuchar los gritos desgarradores de aquel monstruo siendo devorado por una bestia aún mayor. No tenía ganas de ver o escuchar, con saber que había sido castigada fue más que suficiente. Ahora tenía en mente otra cosa, olvidarlo todo lo más pronto posible.
- Si sigues así te vas a enfermar. - abrió los ojos y se encontró con Dionisio viéndola desde lejos. - Solo mírate, estás temblando.
- Terminaste, ¿no?
- Sí. - se limpió la sangre de la boca con el dorso de la mano. - Ya se terminó.
No estaba de ánimo, pero aún así sonrió.
- Me alegra escuchar eso. Ahora… - hizo un esfuerzo por levantarse, ambas piernas temblaron.
Tuvo que apoyarse en el tronco del árbol para no caer.
- Necesito un favor tuyo.
- ¿Otro? ¿Después de lo que ya hice por ti? - se quejó. - Disculpa, pero fui yo quien ha estado estas últimas semanas afuera, tú por lo menos tenías un techo sobre tu cabeza al dormir.
- ¿De verdad piensas que estaba durmiendo? - apretó los dientes, avanzó con dificultad hacia él. - ¿Crees que pude conciliar el sueño después de haberme convertido en el experimento de esa mierda bastarda? Podré no haber estado amarrada a un árbol, pero me hubiera gustado poder ocupar tu lugar para no sentir lo que esa loca de mierda me hacía… incluso estando drogada, sé muy bien lo que me hizo. Mi cuerpo tiene memoria y eso jamás lo voy a olvidar.
- Yo… - dirigió sus ojos a los moretones y rasguños que llevaba impresos en su piel. Los hematomas y marcas tardarían en irse.
Los más grandes estaban en sus muslos cuando el monstruo presionó sus rodillas contra ella durante muchos forcejeos en los cuales hizo lo posible por no dejarse pinchar por las agujas de las jeringas que portaban una extraña droga, siempre perdía en cada intento. Desvió la mirada cuando ella chasqueó los dedos frente a su rostro.
- Tal vez sí pueda hacerlo, pero no puedo sola con esto. - dijo. - Dionisio.
- Dime.
- ¿Aún conservas esas habilidades extraordinarias de las que me hablaste?
- Depende. ¿A cuál de todas ellas te refieres? - se puso serio.
- Alguna vez me hablaste de poder alterar las funciones de un cuerpo según donde se da el golpe, pero no pudiste hacerlo antes por lo débil que te sentías con tantos días sin comer… pero acabas de comer.
- ¿Acaso quieres que… - abrió sus ojos sorprendido.
- Si puedes borrarme la memoria me gustaría que lo hicieras.
- Pero…
- Una vez ya lo hiciste.
- Y salió mal. ¿No olvidas lo que pasó? Pensamos que borrando la memoria de esa porquería podríamos convencerla de liberarnos, pero pasó todo lo contrario.
- Realmente se desquitó con nosotros. - evitó verlo. - Pero es diferente porque yo solamente quiero olvidarlo todo, lo que pasó desde hace meses en adelante no me sirve.
- Son demasiadas cosas para olvidar. - se acarició inquieto la nuca. - Ni siquiera sé si va a funcionar, nunca antes lo había intentado en alguien como tú.
- Consideralo un favor, haré cualquier cosa que me pidas. - hubo una amarga súplica en su petición que él no pudo ignorar.
- Si te borro la memoria… - hizo una pausa. - Si te borro la memoria ya no me recordarás, seré solo un extraño más para ti.
- ¿Qué se perdería? Puedes volver a conquistarme si eso te complace. - se cruzó de brazos. - Pero si no me ayudas tendré que cargar con un dolor devastador por el resto de mi existencia, ¿de verdad quieres eso? Además, si lo haces, tú serás el único que sabrá donde está su tumba, de esa forma jamás nadie la encontrará.
- Una tumba sin nombre.
- ¿Lo ves? Hay más pros que contras.
- ¿De verdad… quieres olvidarlo?
- Te lo estoy pidiendo. - lo miró a los ojos. - Si quieres me pongo de rodillas, pero dudo que pueda hacerlo, me duele todo.
Después de un suspiro y de un minuto de silencio finalmente aceptó. No se veía muy convencido, pero a ella poco le importaba, estaba desesperada por borrar de su mente tan trágico pasado.
- Está bien, lo voy a hacer. - levantó su mano. - Pero no esto no es un regalo, es un préstamo.
- Pídeme lo que quieras. - le sonrió sin mostrar los dientes.
Apenas se inmutó cuando Dionisio sacó el cuchillo de su funda atada a su cintura, no hizo nada cuando él pasó el filo de la hoja por la eminencia tenar empezando por el largo del pulgar, la sangre no tardó en aparecer por la herida abierta. Ella miró atontada la cortada, sus extremidades estaban tan frías que apenas sintió el dolor palpitante de la herida, poco a poco su cuerpo se estaba entumeciendo, así no llegaría muy lejos como se lo había planteado miles de veces. Parpadeó al ver la mano de Dionisio, más grande y de dedos más gruesos que los suyos tocar con la punta de los dedos su palma.
- Tus manos son sexys. - dijo al azar mientras le daba la vuelta para apreciar la cortada que él mismo se había hecho.
- Uh… pues gracias. - se rió por la incomodidad del momento. - ¿Sabes? Para mi especie es ley sagrada que cuando se hace una promesa esta jamás deberá romperse, eso simboliza la cicatriz que deja la herida, es para siempre.
- Me gusta como suena eso, parece tan íntimo. - unió su herida con la suya en un apretón firme pero de muchos significados.
Se miraron a los ojos por varios segundos.
- En realidad lo es. - dijo sin romper el contacto visual. - No somos amigos, Electra, solo dos personas que se cruzaron en el camino.
- Por mí está bien, yo tengo a mis propios amigos. - miró como él vendaba la herida de su mano con tanta delicadeza.
- Te volveré a conquistar cuando despiertes. - le aseguró. - Y cuando mires esa cicatriz sabrás que ya hemos sido cercanos sin importar que tanto reniegues.
- Está bien. - rió entre dientes. - Soy una cabeza dura, así que asegúrate de que te crea en el futuro.
- Dalo por hecho. - asintió.
- Una cosa más.
- ¿Qué?
- Tú tienes que golpearme con fuerza en la cabeza. - dijo mientras recogía una piedra del piso. - Quiero que te asegures de hacerme una lobotomía con esto.
- Ya perdiste la cabeza. - la miró horrorizado. - No voy a hacer tal cosa.
- ¿Y por qué no? ¿Es porque soy ordinaria o acaso te volviste blando?
- Ninguna de las dos. Solamente…
- Entonces no pongas excusas y solo hazlo, dolerá, bastante, pero es necesario. - le entregó la piedra.
Él la miró indeciso.
- Estás enferma.
- Creí que te gustaba así de enferma. - bromeó.
- Loca. - susurró. - Bien, pero tú serás la única responsable.
- Siempre, siempre me voy a responsabilizar de mis actos. - dijo con determinación.
La calma del bosque cesó ante el impacto de la roca contra la cabeza de Electra seguido de su cuerpo cayendo al piso con fuerza, no tardó en escucharse su gemido de dolor y agonía antes de desmayarse. Dionisio lo hizo con la fuerza suficiente para herirla donde se supone que la memoria a largo plazo era manejada por el hipocampo de la corteza prefrontal.
Tiró la roca lejos por la mala espina que le daba seguir teniéndola cerca mientras Electra sufría una hemorragia que manchaba su piel. Aún inconsciente, algunas lágrimas salieron de sus ojos.
El bosque permaneció en silencio, el viento soplaba pero ya no tenía sonido, y mientras se pasaba por las ramas y los yuyos de la naturaleza llevando consigo hojas secas que volaron en el aire como si estuvieran danzando. Él se la lleva a sabiendas de que no iba a despertar hasta el día siguiente, presiona con su mano la herida abierta de su cabeza e ignora la tibieza de su sangre en contacto con su piel.
No podía decir que perdió a una persona cercana, después de todo ambos empezaron como rivales, pero tenía la certeza de volver un día para recuperar la particular relación entre ambos y el motivo que compartían para seguir, sencillamente seguir. Trataría de no mirar atrás, al menos por ella.
![](https://img.wattpad.com/cover/338518370-288-k499472.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El despertar del alfa
Science FictionCuando ser diferente desde la concepción se volvió una maldición difícil de erradicar todo parecía perdido y destinado irremediablemente al fracaso. Pero cuando la diferencia se convierte en amenaza externa y una virtud unipersonal absolutamente tod...