Se detuvo a mitad de las escaleras al escuchar una cosa que lo hizo dudar de forma terrible. Miró con cierta inquietud el umbral de la puerta de la cocina, sabía que ella se encontraba allí y aún así sintió un escalofrío particular, similar en cierta medida a la corriente eléctrica que lo atacó en su estado más vulnerable cuando esa chica lo tomó por sorpresa.
No tuvo más remedio que seguir avanzando, pero de forma muy sigilosa como si quisiera huir.
- Oh, veo que ya despertaste. - dijo Kasumi con entusiasmo aún dándole la espalda. - Lamento que tu desayuno aún no esté listo, pero como verás me encuentro algo ocupada.
Entornando los ojos pudo ver con más atención de lo que se trataba. Sobre la mesada de la cocina distinguió pétalos blancos de la famosa enredadera alucinógena. Frunció el ceño, pudo reconocer perfectamente el sonido de sus semillas siendo machacadas en un tazón, entonces comprendió rápidamente de que se trataba o al menos eso sospechaba.
- ¿Para qué necesitas de esa planta? - se atrevió a preguntar.
- Tan curioso como siempre, pero no puedo esconderte nada. - le sonrió sobre el hombro sin dejar de aplastar las semillas. - Anoche te la pasaste cuestionando las precauciones que estoy tomando para controlar a Electra una vez la tenga donde yo quiera, ¿no? Pues estoy probando mi plan de respaldo.
- ¿Cómo? - susurró.
- De forma sencilla, fabricar una droga para ella es más simple de lo que parece. Lo difícil es conseguir que la trague.
- Kasumi...
- Dorian. - lo miró finalmente con un mechón de cabello en medio de la cara. - Si ya te encuentras mejor me serías de gran utilidad para lo que tengo en mente.
- ¿Quiere que lo pruebe? - señaló dudoso la droga en polvo.
- No, no seas ridículo. - guardó el resto del polvillo en un diminuto frasco de bolsillo. - Eres mi mejor herramienta, no mi conejillo de indias.
- ¿Entonces?
Kasumi le mostró esa particular sonrisa mientras avanzaba hacia él con el frasco en la mano.
- Quiero que se la lleves a Electra y encuentres el modo de que la consuma, cuando eso pase vas a hablar con ella.
- ¿Hablar… sobre qué?
- No te pongas nervioso, aún no te he dicho ni la mitad de lo que tengo planeado. - acarició su barbilla. - Necesito sacarme las dudas, aún hay cosas que desconozco de ella.
- ¿De qué se trata?
- Pues… necesito saber más sobre su sangre. De dónde viene realmente, su gen mutante está combinado de forma irreal con su gen recesivo, o dominante como a mí me gusta llamarlo, quiero saber cuál de los dos padres es responsable de su extravagante genética, y así estudiar la cadena de ADN de toda la rama familiar de ese padre en particular. Ya sabes… Papá nació con el cromosoma XY y la madre con el cromosoma XX, al menos quiero saber toda la historia. Sabes que me interesa saber sobre la basura debajo del tapete, querido.
- Más que extravagante, la llamaría ambigua. - musitó en respuesta.
- Ah, tan acertado como siempre. - le acarició la cabeza como si fuera su perro.
- ¿Pero no averiguó todo sobre ella al hablar con el patriarca en privado?
- Ese viejo lobo, por favor. - rodó los ojos. - Solo me dijo una ínfima parte de lo que realmente estaba buscando, pero tengo mis propias sospechas de que le confió aquel secreto al profesor y no al nobiliario hace años.
- Tus disfraces jamás fallan. - la miró inexpresivo.
- Lo sé. Por eso voy a intentarlo una segunda vez hoy mismo.
- ¿Piensas partir?
- Sí, y mientras lo hago quiero que realices esta pequeña tarea por mí. - le entregó el frasco envuelto en un pañuelo blanco. - No olvides que tienes un tiempo límite de cinco horas tras treinta minutos de su ingesta, pregúntale sobre su origen. Es bien sabido que se crió con ese hermano suyo, pero nadie me ha logrado confirmar si comparten el mismo lazo sanguíneo.
- ¿Qué intenta decir? - la miró ligeramente estupefacto.
- Que si realmente son hermanos, incluso medios hermanos, las cosas podrían resultar más beneficiosas de lo que realmente esperaba. - ladeó la cabeza hacia un costado con una sonrisa adornando sus labios. - Si mi teoría es cierta eso significa que no solo comparten un 25% de su ADN más el 50% que heredan del progenitor del común, por ende, al menos heredan la mitad del ADN en común con papá o mamá. Es decir, si resulta cierto, podría encontrar más anomalías, incluso profundizar más en otro cuerpo que no sea Electra, además de estudiar la cadena del código genético de esa rama principal.
- Pero… ¿Cómo pudiste llegar a la conclusión de que son familia?
- Fue sencillo armar las piezas del rompecabezas inconcluso al hablar con el comité, pero siempre me llamó la atención los huecos de la historia de esos dos. Además, en rasgos generales no se parecen, es como en el caso de dos hermanos mellizos, no necesariamente deben ser iguales para ser considerados como tal y lo sabes. Pero es la particular fragilidad de la relación de esos dos lo que conecta todos los puntos.
- ¿Qué quieres decir?
- Me conoces muy bien, y sabes que no solo soy una persona culta en las distintas ramas de la ciencia y la medicina, además de la política, claro. Mi mayor pecado es ser terriblemente curiosa y mi discreción no ayuda a contrarrestarlo, al contrario, gracias a esto consigo exprimir todo el jugo de la fruta. Cuando me paseaba por los corredores del precinto queriendo dar con los vestidores donde se encontraba Electra después de su segunda pelea pude escuchar claramente la disputa de uno de sus amigos con su hermano, fue muy interesante y gratificante saber que sus palabras le dieron cierto sentido irónico y cínico a todos nuestros cabos sueltos. Su rechazo y disgusto por su propia hermana de corazón deja mucho que desear, ¿no? Pero es innegable que siente algo por ella, algo que lo conecta de forma irremediable… Si no, no me explicó la razón de su visita.
- Intenta decirme que traen algo entre manos.
- Quizás ella no, pero él junto con Tristán y su profesor, sí. - se mordió el labio para no sonreír. - ¿Quién diría que todos los hombres de su vida resultan ser unos mentirosos de primera? Ya hasta me da pena.
- En ese caso, ¿no sería conveniente experimentar la droga con ellos?
- Te olvidas del objetivo principal, Dorian. - se inclinó para estar cara a cara. - Quiero saber si es suficiente para dopar sus sentidos, además de jugar con su mente para mi propio beneficio. En lo que a mí respecta, los demás son inútil basura.
- ¿Entonces por qué no ordenó que Akira y su gente los mataran?
- ¿Me crees tan desalmada para dar una orden así? - simuló hacer un puchero. - Dije que son basura inútil, pero no por eso puedo retrasar el viaje, si la chica se deprime con sus muertes todo el esfuerzo habrá sido en vano.
- ¿Entonces qué hacemos? - la miró a los ojos.
- Yo hablaré con Lady Mariska, siento que ella sabe más cosas que Tristán. - reservó un poco del polvillo en un sobre de tamaño compacto. - Esta es la versión 100% natural del LSD, y como sabes, esta droga hace más sociables y relajadas a las personas, solo tengo que mezclarlo en su té y listo.
- Buscas que haga lo mismo con Electra.
- Sí, y no tengas miedo de dejarte golpear por ella, a mi parecer eso sería un gran honor. - le sonrió abiertamente. - Puedes empezar cuando quieras, pero si es pronto mejor.
- Aguarda, Kasumi. - la llamó.
- ¿Sí? - lo miró con una ceja levantada y su mano a punto de tomar su capa.
- Tengo una duda.
- Pues dila.
- Si tan importante es esa chica para ti ¿Por qué no haberla tenido bajo tu protección para educarla a tu antojo? Pienso que eso hubiera sido más sencillo.
- Qué buena pregunta Dorian, de veras. - se apoyó en el umbral de la puerta. - Creo que resulta más eficaz aprovecharse de la desesperación y del dolor de una persona que simplemente entrenarla como si fuera un perro al cual enseñarle un truco. Hay cosas que no podría enseñarle, una de ellas es el arte de la violencia, jamás fui buena para pelear, soy una persona que usa su cerebro en lugar de un arma.
- Pero a veces nuestra inteligencia puede ser nuestra arma más letal.
- Y eso lo aprendiste de mí, querido. - le sonrió. - Pero recuerda, ella ya es inteligente por sí sola, fácilmente puedo comprobar que es autodidacta desde muy joven.
- Hay cosas que ni siquiera su propio maestro pudo enseñarle, por su expresión sorprendida supe de inmediato que ella es una caja de sorpresas.
- Exacto, mi caja de sorpresas. - sonrió ampliamente. - Y pienso divertirme con ella.
- Kasumi.
- ¿Uh?
- ¿Lo que haces tiene nombre?
- No estoy segura, solo sé que lo hago en el nombre de la ciencia.
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El despertar del alfa
Science FictionCuando ser diferente desde la concepción se volvió una maldición difícil de erradicar todo parecía perdido y destinado irremediablemente al fracaso. Pero cuando la diferencia se convierte en amenaza externa y una virtud unipersonal absolutamente tod...