Ya era de noche, las chicas y yo nos estábamos dirigiéndo al bar para cenar.
Estaba agotada, no había descansado en todo el día, pues tuve que limpiar el gimnasio y hacer todas las tareas.
-Buenas noches Cata.-Saludamos las tres al unísono al llegar.
-Buenas noches chicas, ¿que desean?
-Yo un vaso de agua nada más, no tengo mucha hambre.-Pedí.
Después de pedir nuestra comida, Cata nos la trajo rápidamente a la mesa y las tres comenzamos a cenar.
-Creo que le voy a escribir a mi tutor sobre Blas.
-¿Por?-Pregunté mirando a Luján, confundida.
-Es un idiota.-Dijo Marizza y se llevó una cucharada de comida a la boca.
-Pero si acaba de llegar.
-Eso es lo que me extraña, acaba de llegar y ya me quiere hacer la vida imposible.
-Bueno habla con él, y si no podemos hablar también con Dunoff.-Intentó ayudar Luna.
-Eso será imposible, a menos de que tengas un bonito apellido, Dunoff jamás te hará caso.-Hice una pequeña pausa para beber agua.-Mirame a mí, ni si quiera habló con Joaquín, simplemente me castigo.
-En eso Adri tiene razón.-Me apoyó Marizza.
Iba a dejar el vaso nuevamente en la mesa, pero al no fijarme bien lo tire al suelo haciendo que todos los ojos se posaran en mí.
-Perdón Cata, ahora mismo lo recojo.-Me levante de la silla y comencé a recoger los trozos del vaso.
-Tranquila, lo recojo yo, a ver si te vas a cortar...
Antes de terminar de hablar, como si de una predicción se tratará, mi mano comenzó a sangrar. Un vidrio me había cortado la palma de la mano en diagonal.
-¡Adriana!-Gritó Luna.
Las tres junto a Manuel, vinieron a ayudarme. Mientras Cata barría el resto de los cristales cuidadosamente.
Yo estaba paralizada, no podía dejar de observar mi mano sangrienta y como pequeñas gotas comenzaban a pintar el suelo de rojo.
Me estaba mareando. Todos a mi alrededor me llamaban por mi nombre, pero era incapaz de moverme y menos levantarme.
-Nico, ayúdame, tenemos que llevarla a enfermería.-Eso fue lo último que escuche, pues sentí como lentamente me dormía.
[...]
Al abrir los ojos, la luz de una lámpara lentamente me cegaba los ojos. Me los sobe con las manos para volver a abrirlos y esta vez ver todo más claro.
No tarde mucho en darme cuenta que estaba en la enfermería del colegio. Me quería levantar, no sabía que hora era pero quería regresar a mi habitación con las chicas. Pero unas manos no me lo permitieron.
-Tranquila, tienes que permanecer en reposo.-Me detuvo una enfermera, volviendo a ponerme delicadamente en la camilla.
Me quede pensando en que había pasado y al instante recordé todo lo que sucedió en el bar. Instantáneamente me mire la mano.
-Te la hemos vendado, por suerte el corte no ha sido muy profundo.-Volvió a hablar la enfermera.-Intenta no estirarla ni moverla mucho.
Yo asentí.-¿Qué hora es?
-Son las doce, en unos minutos te podrás ir nuevamente a tu habitación, pero antes tengo que hacerte unas preguntas.
-Si, vale.-Dije no muy convencida.
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DESTINO || Pablo Bustamante.
FanfictionAdriana, una joven de catorce años y española, es informada de que se va a ir a vivir a Argentina junto a su madre sin saber un porqué. Ella no quería, todos sus amigos estaban en España y tenía que irse a empezar de cero. Menuda mierda ¿no? Lo que...