PERSPECTIVA ADRIANA
Pude ver como apretaba el volante, la piel de sus nudillos comenzó a teñirse de blanco mientras la velocidad aceleraba.
Cada vez más y más.
-Sebastián, para.
Mis palabras fueron en vano, cada vez aceleraba más y más, ya ni se podían ver las señales de la carretera debido a la rapidez con la que iba.
Mi pecho comenzó a subir y a bajar con rapidez, sin saber qué hacer.
-¡Para ya!
Comencé a gritarle, pero no conseguía nada, solo aceleraba más y más.
-¿Te crees que yo quiero estar contigo?, ¿te crees que me gustas? Yo también estoy obligado, pero soy maduro y lo asumo sin quejas. ¿Porque no solo cierras la boca y estás conmigo?
Por cada palabra que soltó aceleró más.
-¡Sebastián ya!
Me abalancé hacia el, agarrando el volante e intentando que deje de pisar el acelerador. Sin querer cambie hacia el otro lado de la carretera, varios coches que venían hacia nuestra dirección desde el frente pitaban y cambiaban de lado.
Mis ojos se abrieron como platos.
Mi respiración estaba acelerada.
Estaba desorientada.
¿Dónde estaba?
Mire a mi alrededor, mis ojos entrecerrados ya que me estaba intentando adaptar a la fuerte luz del lugar.
Al rededor mía había máquinas pitando cada cierto tiempo. Mire mis manos y vi que una de ellas estaba conectada a un tubo el cual se conectaba a una bolsa.
Estaba en el hospital.
-Estas despierta.-Una voz áspera y preocupada me sacó de mis pensamientos.
Al instante reconocí esa voz y dirigí mis ojos hacia sus ojos.
Los reconocería en cualquier lugar y estado.
Sus cejas estaban fruncidas mostrando preocupación, al igual que sus ojos, debajo de estos se encontraban unas grandes bolsas, moradas, mostrando su falta de sueño.
Espera.
¿Cuánto llevo dormida?
-¿Qué.-Aclare mi garganta antes de seguir hablando, tenía la voz ronca.-¿Qué hora es?
-Las tres de la mañana.
Mis ojos se abrieron por completo, recordaba que el accidente había sucedido tarde pero no me esperé que estaría tantas horas durmiendo.
-¿Cuánto llevas aquí?-Pregunte con preocupación, tenía cara de no haber descansado.
-Eso es lo de menos.
-Pablo...
-Llegue ayer a las dos de la tarde.
-¿Has comido algo?-Pregunte preocupada.
-Estoy bien.
-No lo parece, deberías comer algo y-.
-¡Adriana estoy bien!-Gritó, desesperado.
Salté un poco de la impresión, sentándome en la cama.
-Perdón, no quería asustarte.-Suspiró mirando al suelo mientras retiraba el pelo de su cara con su mano hacia atrás.
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DESTINO || Pablo Bustamante.
FanfictionAdriana, una joven de catorce años y española, es informada de que se va a ir a vivir a Argentina junto a su madre sin saber un porqué. Ella no quería, todos sus amigos estaban en España y tenía que irse a empezar de cero. Menuda mierda ¿no? Lo que...