Capítulo 23

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Mirando a la nada y pensando en todo.

Nunca me imagine que estos quince años iban a pasar tan rápidos, parece que fue ayer cuando mi madre y yo nos escapamos de las garras de mi padre, parece...

De pequeña veía a mi madre como una persona muy mayor y ahora que voy a cumplir la edad con la que me tuvo, me doy cuenta que no, que era solo una adolescente aterrorizada que ni si quiera había acabado los estudios y ya iba a traer a un ser nuevo al mundo.

A veces pienso que hubiera pasado si mi madre hubiera abortado, si no me hubiera tenido o si simplemente jamás se hubiera cruzado con mi padre. Y saque la conclusión de que las cosas pasan por algo y si paso todo lo que pasó es porque el destino quiso que hoy estuviera en Argentina a menos de un minuto de cumplir quince años y celebrarlos.

Estos últimos meses, he aprendido cosas que jamás olvidaré y me llevaré en el futuro conmigo, ya sea a España o a cualquier lugar del mundo.

Las más importantes fueron que aprendí a amar, a saber que pase lo que pase siempre va a haber alguien a mi lado y por último, a crecer; como persona y sin remordimientos.

Sabía que ya no era una niña y eso me dolía, pero también parte de la vida es crecer para poder vivir y experimentar cosas nuevas.

Ya no me molestaba tocar un regalo y saber que era ropa debido a que era blando, ya no me iba a dormir con mamá cuando tenía mucho miedo, ya no.

Y esas pequeñas cosas me demostraban que había crecido y que ya no era una niña.

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-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desea Pablito cumpleaños feliz!

El rubio de ojos azules entró cantando, sacándome por completo de mis pensamientos y dibujando una sonrisa de felicidad en mi rostro.

Lentamente se fue acercando a mi cama, para luego sentarse en esta.

-¿Qué haces despierto a estas horas?-Pregunté riendo.

-¿Felicitar a mi chica? ¡Es tu cumpleaños!

Agarró suavemente con su mano mi mejilla y nuestras caras se fueron juntando lentamente, hasta que los dos podíamos sentir nuestra respiración.

-Te quiero.

-Sabes que yo también, Adri.

Y en menos de un segundo nuestras bocas de unieron, formando un beso tierno, lleno de amor.

-Bueno, he traído un pequeño detalle para ti.

-Pablo, te dije que no te molestaras en comprarme nada.

-Y no es una molestia, como he dicho, es solo un pequeño detalle.

Metió su mano en su bolsillo y sacó una cajita para luego abrirla.

-Pablo...

-Tranquila, no es de casamiento. Es un anillo de promesa.-Dijo al notar mis nervios, que al instante se fueron.

Cogió mi mano delicadamente y después de posar un suave beso en ella me puso delicadamente el anillo en el dedo anular.

-Es precioso.-Contesté, admirandolo.

-Como tú. En unos años lo cambiaremos por uno de matrimonio.

No pude evitar sonrojarme ante sus palabras. Levante la mirada del anillo hacia el y los dos mantuvimos contacto visual por unos segundos.

Sus ojos eran preciosos, azules como el cielo y brillantes como el sol.

-Aún no puedo creer que estemos juntos.-Confesé.

DESTINO || Pablo Bustamante. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora