Capítulo 24

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Ya había pasado una semana después de mi quinciañera y la tensión se podía notar en todo el colegio.

Dentro de unas semanas era la fiesta de quince de Marizza y Mía, las cuales no se veían felices de celebrar su fiesta juntas.

Y junto a esa celebración se acercaban los exámenes finales, cuyas notas de estos decidirán si tenemos un nivel apto para pasar a cuarto año.

Yo, siendo sincera, llevaba casi todas las asignaturas bastante bien, menos matemáticas.
Por muchas clases que Luna me diera no me entraba nada a la cabeza, sin duda era algo imposible.

Me encontraba en el acoplado, sentada en la antigua cama de Nacho mientras miraba el anillo que me regalo antes de irse.

Me dolía pensar por todo lo que estaría pasando ahora mismo, no sabíamos si estaba bien o si estaba mal.

Sin darme cuenta de su entrada, un chico rubio se sentó delicadamente al lado mía, para luego posar un suave beso en mi mejilla.

-¿Todo bien?-Preguntó preocupado, seguramente me había visto viendo el anillo.

-Nada, solo pensaba en Nachito.

No se que tenía Pablo, pero a veces parecía que tenía un radar que le ayudaba a detectar cuando estaba bien o cuando estaba mal. Y amaba eso de él.

Se tumbó en el colchón y acto seguido me tumbó a mi con él, formando un cálido abrazo.

-Hablaré con la asistenta de mi Papá a ver si averigua algo sobre él.

Al escuchar eso se me genero un brillo en los ojos, que solo el podía provocar.

-No quiero que te metas en problemas con Sergio, no te preocupes.

Agarró suavemente mi mandíbula y giro mi cabeza para que le mirase a los ojos.

-Adri, yo me iría hasta el fin del mundo por ti. Desde que te conocí dejé de ser el estúpido que era, tú me hiciste cambiar y eso siempre te lo agradeceré, eres la primera persona que me hace sentir como me siento cuando estoy a tu lado o cuando simplemente alguien me habla de ti. Te quiero y no te preocupes por mi viejo, el no tiene porque enterarse.

Esas palabras hicieron que las mariposas de mi estómago comenzarán a volar con mucha rapidez, provocando cosquillas por todas partes.

Sin dudarlo más acorte la poca distancia que había entre nosotros con un beso lleno de amor y pasión.

Definitivamente Pablo me hacia sentir de una forma especial de la cual nunca nadie me hizo sentir nunca.

Los dos nos dirigimos a la habitación de Pablo, los chicos estaban jugando en la sala de estar así que teníamos la habitación sola para los dos.

No estaba segura de lo que iba a hacer, pero solo quería aprovechar el momento.

Al instante de llegar Pablo se tiro en la cama para luego tirarme a mi encima suya.

Los dos comenzamos a besarnos apasionadamente, con deseo.

Mientras el beso iba trascendiendo Pablo me iba manoseando el trasero, lo que provocó que en un repentino movimiento mi móvil callera al suelo, provocando un fuerte sonido.

Rápidamente me levante para asegurarme de que no se hubiera roto.

-Perdón Adri, si se ha roto puedo comprarte uno nuevo.

-Que va tranquilo, esta perfecto.

Iba a colocarlo en la mesa al lado de la cama del rubio cuando vi debajo de la cama de este una capa negra.

DESTINO || Pablo Bustamante. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora