Capítulo 19

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Dos semanas, dos semanas llevaba sin mirar ni hablar a Pablo. Por mucho que mi cuerpo quisiera ver su preciosa mirada o escuchar su voz, mi corazón me lo impedía.

Siempre que su nombre llegaba a mis oídos cuando pasaban lista o cuando alguien lo llamaba, sentía un nudo en la garganta, que luego se convertía en un llanto.

Me sentía insuficiente, todas las noches antes de dormir me preguntaba lo mismo: ¿Porqué a ella y no a mí?
Pero luego me miraba al espejo por las mañanas y obtenía la respuesta, no le llego ni a los talones a esa chica que acompañaba a Pablo ese día.

Ring Ring.

Mi teléfono comenzó a sonar, despertándome.

-¿Quién es?

-Hola hija.-Escuche a mi madre al otro lado, muy contenta.-Lo siento por no llamarte antes, estaba muy ocupada con el trabajo. ¿Qué tal estás?

-Bien.-Contesté intentando disimular mis sentimientos.

-¿Estás segura? Te noto decaída.

Mierda.

-Sí, tranquila, es por los exámenes...Estoy muy cansada.

-¿Alguien te ha hecho algo?, ¿te molestan tus compañeros?

-¡No mamá, no! Dejame en paz.-Dije histérica y colgué.

Al instante me sentí mal, y decidí escribirle un mensaje de texto diciéndole que es por los exámenes y tareas. No quería decirle que era por un compañero, y mucho menos por Pablo. Tengo mucha confianza con mi madre pero si le decía eso amaría la tercera guerra mundial en el colegio y ya tengo suficiente con mis guerras mentales.

Al ser bastante temprano, me levante de la cama y me dirigí al baño con mi uniforme en las manos, necesitaba una ducha de agua caliente para relajarme.

Me quite la ropa y me metí dentro, automáticamente me pude sentir más relajada y pude porfin dejar de pensar en mis problemas.

Sin darme cuenta comencé a cantar la canción "Si no te tengo a ti." De los Hombres G, desde pequeña la música me ayudaba a olvidar. Cuando mi madre y mi padre discutían, agarraba mis cascos y me iba al jardín a escuchar música. Me ayudaba a desconectar y a dejar atrás los gritos, las peleas y todos los problemas.

Al salir de la ducha me encontré a Manuel sentado en el lavamanos y al darme cuenta que me había escuchado mientras cantaba un color rojo comenzó a brotar en mis mejillas.

-¿Nunca te has planteado ser cantante?-Me preguntó asombrado, yo solo reí-No es una broma, cantas genial.

-¿Y tú nunca te has planteado ir a los baños de los varones?-Dije irónicamente y el peli negro bajo la mirada nervioso al suelo-Tranquilo, y no, nunca me lo he planteado.

-Bueno, vístete y te espero en la cafetería para desayunar. Te quiero proponer algo.

Yo asentí. Rápidamente me puse el uniforme y me seque el pelo. Acto seguí fui al bar, donde Nico y Manuel me esperaban en una mesa.

-A ver, ¿qué me queréis proponer?-Me senté entre ellos, confundida.

-Tú sabes de que nosotros tenemos una banda, Erreway.-Comenzó a hablar Manuel.

-¿Erre qué?-Me quedé un momento pensando, y luego caí.-Ah ya, la banda.

-Sí. Bueno, en el boliche todo quedaron encantados con la banda y Mauricio me ha propuesto tocar ahí más veces, a cambio de dinero.

-Me alegro mucho Nico, ¿pero yo qué tengo que ver?

-Pues que la banda tiene que estar compuesta por dos chicos y dos chicas. Y queríamos preguntar si...-Estaba ansiosa, pero antes de que terminará de hablar Manuel lo interrumpió.

DESTINO || Pablo Bustamante. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora