Capítulo 59

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Desperté abruptamente al escuchar una alarma. Sonaba en todo el alrededor y me causaba una sensación incomoda. Había una luz naranja afuera así que me levanté y me acerqué a la ventana para ver que era.

Fuego. Era fuego.

Todo el jardín estaba en llamas y recordé lo que significa esa alarma.

La muerte de un rey.

Pero la alarma sonaba aquí, toqué mi pecho asustada esperando que no sea lo que pienso y después de eso la puerta se abrió con fuerza.

-Maya. -Sonreí aliviada.

-Tenemos que irnos de aquí, ya. -Su respiración era agitada, atrás de ella venía su lobo. Corrí hacia ellos para salir del lugar.

Corrimos por todo el pasillo pero algo nos detuvo. Parecía un lobo pero su pelaje era de espinas puntiagudas, en su hocico había sangre cayendo y nos miraba con detenimiento.

-Esto debe ser una broma. -Respiré de forma agitada.

Eran los animales que habitaban en el bosque seco. Retrocedimos de forma lenta pero fue inútil, pronto aquel animal corría hacia nosotros. Él lobo de Maya se puso en frente de nosotras y detuvo a aquel animal dándonos la oportunidad de correr.

-¿Dónde está Hedoné? -Hablé como pude.

-Esta con Rak, él la mantendrá a salvo. -El humo de afuera entraba hacia el interior haciendo que fuera más difícil respirar.

Debíamos salir lo antes posible de aquí.

Nos detuvimos en una ventana qué daba hacia la reja principal. Había un montón de gente tratando de abrirla, pero no parecían asustados, parecían molestos, enojados, portaban armas y algunos estaban disparando a los guardias que estaban en el interior.

-¿Qué está pasando?

-Se encendió la alarma de muerte. Todos piensan que su rey JungKooK falleció. Todos creen que fue obra tuya así que, vienen por ti. -La miré con miedo. Maya no mentía, nadie afuera pensaba lo contrario que ella.

¿Pero dónde está JungKooK?

Seguimos corriendo por el pasillo hasta llegar a las escaleras, las cuales daban a la salida. Era difícil ver por el humo. Tratamos de bajar las escaleras pero algo fuerte me detuvo, jalandome hacia atrás.

-¡Jean! -Todo parecía ir en cámara lenta.

Maya trató de tomar mi mano antes de caer por las escaleras.

-¡Maya! ¡No! -La miré al final de las escaleras, no se movía y eso me asustaba.

-Mmm, no fue suficiente para matarla. -Reconocía esa voz. Miré hacia arriba, era mucho más alta ahora y más pálida, sus labios eran negros al igual que sus ojos y su sonrisa, eran como dientes de tiburón. -Perdona por mi aspecto, ser diosa tienes sus ventajas pero ahora estoy pagando el precio.

Cargó de mi con tanta facilidad qué me asusté. Traté de soltarme golpeando sus manos pero fue inútil.

-Dijiste que querías verme en mi verdadera forma, y aquí estoy. No eres más fuerte que yo cariño. -Acercó su rostro hacia mi con rapidez mientras abría y cerraba su boca con fuerza simulando una mordida.

-Lastima que ahora eres más horrenda y ciega. -Sonreí. Clave mis uñas en sus ojos haciendo que me soltara y se quejara del dolor. Traté de pasar por su lado para bajar y llegar hasta Maya, pero tomó mi pie con fuerza haciendo tropezar y golpear mi rostro con el suelo.

-Tan rápido te vas, si esto apenas empieza. -Rasguño mi pecho haciéndome sangrar. Se subió encima de mi y me ahorcó con fuerza.

Tomé sus manos mientras Aska salía de mi brazo y rodeaba su cuello también, aquello hizo qué su agarre fuera débil y pude aprovechar para golpear su estómago y alejarme de ella.

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