Capítulo VII

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2021, Irlanda

Susan

—¿Y si da negativo? —le pregunto nerviosa a Max.

—Supongo que tendrás que subirte al lavabo para que continuemos intentando un resultado positivo.

Le golpeo el hombro con lo que dice, haciendo que deje un beso en mi cien dejando que me relaje en sus brazos.

—Si sale negativo no debe porque afectarnos, solo es una prueba para salir de dudas.

—Me da miedo que salga negativo —confieso— quiero tener un bebé.

—Y yo te daré uno.

Pasan los minutos restantes dejando que la prueba arroje la respuesta que me niego a ver.

—Hazlo tú, mírala tú, yo no puedo.

Me niego a verla haciendo que Max me estreche contra su pecho y sonría.

Me deja meter las manos frías en sus abdominales calientes. Se mueve conmigo aferrada a su cuerpo y sostiene la prueba de embarazo a la cual siento su cuerpo tensarse por unos segundos, la palma de su mano se presiona en mi espalda como una suave caricia.

—Dime —le pregunto.

No tengo respuesta alguna de su parte, levanto el rostro viendo como traga y decido no esperar, giro para arrebatar la prueba de su mano y comienzo a ver borroso por las lágrimas que salen.

—Positivo —digo.

—Si, positivo.

Gira mi rostro haciendo que sus labios se peguen a los míos y yo acepto el beso, enredo mis manos en su cuello y me levanta del suelo haciendo que sonría contra su boca.

Me obligo a verlo al rostro una vez me separo de él, tiene los ojos brillosos, doy pequeños saltos frotando mi cuerpo con el de él.

—Así que estas cargando a mi legado —dice con una sonrisa de orgullo.

—Nuestro.

—Te amo, Susan.

—Te amo, te amo muchísimo.

Me abraza de una manera en la cual me hace sentir protegida, siento los latidos de su corazón acelerados.

—Vamos a ser papás —digo cerrando los ojos dejando que me abrace.

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—¿Qué es esto? —pregunta el hombre del otro lado del escritorio.

—Un regalo —digo sentándome sin su permiso.

Abre la bolsa que tiene en frente junto con una tira de imágenes que me dieron en la ecografía que hice hoy en la mañana.

El rostro se le desfigura al verlas y alterar la mirada entre las imágenes que tiene en manos y mi rostro sonriente.

—Estas jodiendo —niego con la cabeza y mi sonrisa crece.

Se levanta sin soltar las imágenes y me abraza, comienzo a reír cuando este lanza unas felicitaciones.

Mi sonrisa se ensancha cuando veo que está contento con la noticia.

—Felicidades.

La puerta se abre y Eric no hace ningún intento de separarse, más cuando ve que es Ángel el que entra.

Por otra parte, yo me alejo para sonreírle al hombre que acaba de fruncir el entrecejo al vernos abrazados, luce como si tuviera una resaca infernal.

—Buenos días —murmura en un tono serio y bajo.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora