Ángel
El hotel se ha disculpado de maneras grandes y diferentes, ni siquiera me concentro en sus disculpas, el mal rato ya me lo hicieron pasar.
Me mantengo con el teléfono al oído por al menos 5 horas, arreglando pendientes con algunos compradores, Chris, Bridget, que se mueven para satisfacer lo que les estoy pidiendo.
Mantengo mi trabajo sobre cualquier cosa, supongo que por ello no buscaba una relación estable, porque no iba a tener el tiempo para dedicarle. Mis relaciones pasadas siempre terminaban con lo mismo.
"Necesito ser tu prioridad, Ángel. Esto no va a funcionar".
"¿Por qué siempre pones tu trabajo sobre mí?"
"De ser así, esto no va a funcionar".
No las culpo, supongo que buscaba en ellas algo que no podía conseguir con una persona en específico.
Además de que decían que un mujeriego como yo, jamás iba a tener algo estable, solía terminar con diferentes mujeres para olvidarme de algo que jamás iba a borrar.
Que Susan este sola es que puedo intentarlo una última vez. Me da miedo avanzar y que ella crea que me aprovecho de que Max no se encuentre aquí, no es fácil para ella lidiar con la pérdida de su esposo y se siente perdida, pero si he esperado tanto, supongo que darle el tiempo de sanar no me hará rendirme.
—¿Diga? —contesto cuando el teléfono suena.
—Buenas tardes, señor Stewart. La señorita Emma se encuentra en la recepción, está pidiendo acceso para subir.
—Si la dejan subir, los demando.
Cuelgo el teléfono.
—Eres un dolor de cabeza, Emma. Pero nadie me mando a follar contigo, el culpable soy yo.
Me reprendo.
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Mi humor se va al carajo cuando Chris dice lo último.
—¿Es una broma?
—No, Ángel. No hago bromas, el señor King se niega a darnos la última firma.
—De verdad que lo voy a matar —paso mis manos por mi rostro.
—¿Qué quieres que hagamos?
—¿Qué podemos hacer?
—Puedo ir y convencer al juez, es amigo mío, podría aprobar el convenio sin la necesidad de King, ya que ya recibió la mitad del pago por su empresa. Podemos demandarlo para que nos regrese el triple de lo que se le dio. Ten en cuenta que no es correcto, pero podríamos hacerlo.
—¿Cómo?
—Tienes un abogado excelente —se señala— el convenio dice que, si no se llega a concretar, debe de darnos el triple, pero si no tiene un peso ¿Tú crees que nos va a regresar el triple?
—¿Y qué esperas? —cuestiono.
—A tu autorización.
Y quiero asfixiarlo porque sabe que no necesita mi autorización y solo se está haciendo tonto.
—Es que no lo necesitas, haz lo que tengas que hacer para que mi nombre aparezca como propietario de la empresa King. Espero que lo resuelvas.
—Como tú órdenes.
Salgo subiéndome al Ferrari, tomo la carretera con las ventanas abiertas y una pastilla para evitar los mareos.
En menos de 3 horas llego a la casa que se ha vuelto un lugar puro para mí, antes de salir cierro los ojos por unos segundos, esperando a que se me pase las ganas de vomitar que ni la pastilla quito.
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Una última vez
RomansaSegundo libro de la biología irlandesa. Susan está cansada de estar esperando a una persona que no sabe que es lo que quiere. Decide enfocarse en ella y en sus metas encontrándose en el camino a un hombre que va a amar cómo si fuera la primera vez...