Susan
Casi a las tres de la tarde llevo a Evelyn a la casa de Susan, lleva una mochila pequeña donde en su mayoría lleva juguetes, una cobija que se negó a dejar en casa y un pijama.
—¿Algo que deberíamos de saber? —me pregunta Eric una vez la sostiene entre sus brazos, el cariño que le tiene es demasiado notorio y no se esfuerza al ocultarlo, al contrario, quiere que todos veamos cómo la quiere— ¿Alguna alergia? ¿Algo que no le guste? ¿Alguna costumbre antes de dormir?
—No en realidad, solo no le des chocolate en la noche, tendrás una niña inquieta y no dormirá hasta la madrugada. No tiene alergia, no le gustan los hongos, por si tenías planeado cocinar algo con ello.
—Entendido.
Dafne aparece atrás de él con Azahara que se me avienta para que la abracé, será una mujer demasiado alta, porque para su corta edad, es una niña alta, si ella quisiera en el futuro podría ser modelo.
Evelyn le estira los brazos a Dafne para darle un beso en la mejilla mientras que yo le doy un beso en la cabeza a Azahara antes de que ella salude a Evelyn y Dafne tenga que bajarla para que ella se abrace a su prima.
Saludo a Dafne ahora que está desocupada.
Eric coloca su mano en la cintura de Dafne para pegarla a su lado, es un gesto que parece desinteresado, pero que yo noto y parece que es normal para la pareja. Lucen enamorados a gran magnitud.
—Iré a dejar sus cosas —Dafne me dice— ¿Quieres entrar un rato?
—No es necesario, gracias por la invitación, tengo unos asuntos pendientes.
—Vale. Cualquier cosa sabes que estamos en contacto.
Me despido de ella antes que entre a su casa, y le agradezco que pueda dejar a Evelyn con ellos, Eric es el único que se queda conmigo y entrecierra los ojos cuando hablo.
—Gracias, ¿sabes que te quiero? Que te adoro demasiado.
—¿A dónde vas? —pregunta como un hermano y amigo chismoso—, ¿por qué las palabras bonitas? ¿Qué hiciste?
—Nada ¿No puedo decirte lo mucho que te aprecio? Déjate querer un poco —me empuja fuera de su casa y trato de no reírme.
—Largo —me corre y yo solo me despido con un beso en la mejilla.
—¿Ahora no me vas a decir que use condones? —me burlo cuando recuerdo que en el pasado cada que salía esa era su frase célebre.
Ni siquiera estoy yendo a algún lugar donde los requiera, bueno... por el momento. Pero me gusta molestarlo.
—Ya estás grandecita para saber qué es lo qué haces y como cuidarte, los sermones ya quedaron en el pasado.
—Que aburrido te volviste —bromeo.
—Querrás decir divertido —me abraza—, pediré otro sobrino, así que no puedo ser doble cara diciendo que te cuides cuando tengo otros planes para ti.
—¿A qué te refieres?
—Imagina un niño rubio corriendo detrás de ti o de...
—Tienes una imaginación muy grande, me voy —lo interrumpo sin dejar que termine de decir lo que sea que estaba planeando decir—, por favor, si surge algo, llámame o llama a sus abuelos, Joseph y Diana prometieron venir por ella.
Se le dibuja una sonrisa en el rostro como si supiera algo de lo que yo no estoy enterada.
—Largo —repite—, yo también te quiero.
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Una última vez
RomansaSegundo libro de la biología irlandesa. Susan está cansada de estar esperando a una persona que no sabe que es lo que quiere. Decide enfocarse en ella y en sus metas encontrándose en el camino a un hombre que va a amar cómo si fuera la primera vez...