Capítulo XII

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Bueno... les dije que las fechas suelen ser un buen inicio o quizá uno... malo.

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7 de marzo, 2022

Max

Dejo que Evelyn recargue su cabeza sobre mi hombro, me maniobró con una mano para preparar su biberón, Susan sigue dormida y no quiero que despierte, se encargó toda la noche de ella para que yo pudiera dormir.

—¿Por qué eres tan bonita? —le dejo un beso en cabello castaño creciente.

Se despega de mi hombro para balbucear algo que no entiendo y tampoco me estreso en hacerlo, más que en dejarla que me siga balbuceando.

—¿Sí? —y cómo si ella me entendiera me da una sonrisa llena de baba que me hace reír.

Le pongo el biberón en la boca y ella lo acepta, me dejó caer al sofá individual donde se pone cómoda mientras sus ojos azules detallan mi rostro.

Carajo, me siento tan seguro teniéndola en mis brazos que me hace sentir que todo lo que he hecho para tenerla en mis brazos ha valido la pena.

Su mano suelta el biberón y sabe que estoy sosteniéndolo, su mano se cierra en la cadena que tengo y cómo puedo le doy un beso a esa mano inquieta.

—¿Llevan mucho tiempo despiertos?

Tanto mi hija como yo miramos en dirección de dónde proviene la voz de mi esposa. Viene envuelta en su pijama de seda y nos da un beso a ambos cuando llega a nuestro sitio.

Evelyn parece que tiene un imán por no perderme de vista que sin dejar de tomar su leche su mirada azul se concentra en mí una vez más.

—Tengo envidia, ella no te quita los ojos de encima.

—Sabe que es la hija de papá.

—Y se aprovecha de eso.

—No me importa.

Susan le pasa sus dedos por su cabello haciendo que por segundos cierre sus ojos y parece que nunca se cansa de dormir. Detallo cada una de sus pequeñas facciones guardándolas en mi mente para no perder ningún detalle de ella.

La miro con devoción porque necesito hacerlo, como si necesitará su imagen en mi cabeza como un sexto sentido.

—¿Vas a regresar? —Susan me hace la pregunta pasando sus dedos por mi cabello ahora.

—No —digo mientras hago una mueca, no me gusta separarme por mucho tiempo de ellas, necesito tenerlas cerca de mí— hoy darán sentencia por fin a ese hombre, después necesito ir a Naas.

—¿Iras manejando?

—Si, será un viaje largo, quedé de verme allá con Lily que va a estar esperando.

—¿Mason y Ash?

—No lo sé. Depende de lo que decidan una vez estemos allá.

—Vale —dice haciéndome un puchero que me hace reír.

—Acércate y dame un beso.

Planta su boca en la mía y deja una serie de besos que me hace reír y parar cuando el biberón ya se desprendió por vacío.

—Ven aquí.

Susan me la quita de los brazos para colocarla en su torso para darle pequeñas palmadas en su espalda.

Termino de arreglarme y aunque Susan me ayuda a acomodar los papeles en el maletín, los ojos abiertos de mi niña me siguen y siento una punzada en mi pecho que me hace acercarme y quitársela del brazo para sostenerla yo.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora