Capítulo XXXVI

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Susan

—Cómo dije antes: quiero todo.

—¿Qué quieres decir con todo? —me reincorporo sobre mis rodillas para poder mirarlo bien.

—Pues a todo —esboza una sonrisa y yo blanqueo los ojos, porque eso no dice mucho— quiero que te mudes conmigo y...

—Espera... eso va a confundir a Evelyn —digo lo primero que se me viene a la cabeza. Y quiero golpearme mentalmente por lo que acabo de decir, si lo ve todos los días ¿Cómo la va a confundir eso? Al contrario, creo que la confundiría no verlo.

—¿Cómo la voy a confundir? —pregunta y su ceja se frunce— No estoy tratando de confundirla. Me ve todos los días y es una mierda cuando no la tengo cerca... cuando no las tengo cerca de las dos.

Quiero retroceder ante las palabras que estoy segura de que va a pronunciar, siento el golpe en el pecho, no importa cuántas veces me preparé mentalmente para esto, el corazón se me va a salir del pecho.

Por inercia mis piernas me quieren guiar fuera de la cama, Ángel se levanta y no me deja ir más allá cuando pone sus manos sobre mis muslos para que deje de huir de él.

—¿Qué? —digo cuando veo que sus labios se abren y dice algo que no puedo entender, más solo escucho un zumbido en mis oídos.

—Quiero que me permitas ser la figura paterna de Evelyn, que me dejes ser su...

Las piernas me fallan y mi subconsciente solo me repite ¿Merecemos tener esto? ¿Hemos sufrido tanto que ya podemos tener está paz? El ambiente cambia

—¿Susan?

—¿Sí?

—Quiero que se muden conmigo o yo mudarme con ustedes, no hay noche que no durmamos juntos, si no es en aquí que ustedes duerman, lo hago yo en tu casa, e incluso tengo cosas mías allá y ustedes acá. Que mejor que solo establecernos en un solo lugar, es más, incluso si quieres podemos buscar un lugar que se nos acomode a los tres, aunque creo que Evelyn ha venido teniendo muchos cambios en poco tiempo que no estoy seguro de que sea correcto otro más, al menor por ahora.

—¿Dijiste que quieres ser la figura paterna de Evelyn?

—Vaya —se rasca la nuca—, sí, eso dije. Creo que estoy hablando mucho y esa cabeza tuya se quedó en esas palabras.

—¿Por qué? Evelyn tiene a su padre —suelto y aunque no pretendía ser grosera, el arrebato de decirlo rápido sale, no quiero que Evelyn olvide a Max.

No me disculpo, él tampoco parece ofendido con mis palabras. Pese a que Max ya no se encuentra con nosotras, no significa que no le vaya a recordar quién es Max.

—No digo que apartaré el que Evelyn tenga un padre, claro que lo sé, y tampoco quiero borrar todo rastro de Max y ponerme a mí. —Quiero cuidar a Evelyn como si fuera hija mía—me atrae sobre su regazo, dejo que lo haga, porque no sé cuánto tiempo podrá mantenerme de rodillas, quiero salir corriendo, pero también escucharlo.

Además de que sé que en algún punto de esta relación lo íbamos a hablar, ha sido demasiado generoso y paciente. En el fondo, yo sabía cuáles eran sus intenciones, sin embargo, trataba de hacerme de la vista gorda.

—No estoy huyendo —pronuncia—, así que espero que ahora no seas tú la que quiera huir. Bueno... aunque si quieres huir, también no puedo tenerte en contra de tu voluntad. A lo largo de los años, nuestras cagadas nos han llevado a tener nuestros propios éxitos por separado, pero espero que podamos estar juntos y celebrar nuestros éxitos juntos.

» No pretendo robarle el lugar a nadie, ni aprovecharme de nada. Solo quiero pasar tiempo con ambas, si Evelyn quiere y tú quieres, pueda llamarme papá —estoy tan cerca de él que puedo sentir y ver como su pecho sube y baja de manera rápida.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora