Susan
Estoy nerviosa.
Muy nerviosa.
Se queda corto el termino, me están sudando las manos, disimuladamente me las seco mientras las paso por mis muslos, mamá trata de tranquilizar a mi padre, pero si yo estoy que me vuelvo loca, no quiero imaginarlo a él. Parece gato encerrado.
Ninguno de los tres menciona nada, solo nos dedicamos sonrisas tensas, que a la vez parecen muecas.
En dos meses he recuperado al menos un poco de lo que tenia con ellos, sin embargo, de algo de lo que estoy segura es que no me gustaría perder a otra persona que amo y menos ahora.
No quiero perder a mi papá.
La puerta del consultorio se abre y veo al hombre en bata blanca y una enfermera que le sigue.
—Buenas tardes, una disculpa la tardanza.
Se acerca su silla y nos mira a los tres.
—Parece que estamos un poco nerviosos ¿Verdad?
—Eso es poco —dice mi mamá, que le sostiene la mano a mi padre.
—¿Cómo han estado?
—Bien, hemos estado bien. Un poco ansiosos por saber el resultado de los análisis.
—Me imagino, veo que hay una nueva cara —se dirige hacia a mí— solo conocí a su hija Grace ¿Es usted familiar?
—Es nuestra hija mayor —contesta rápido, papá—, antes no pudo venir porque... bueno estaba ocupada, pero le presento a mi hija, Susan.
—Un gusto tenerla por aquí y que lo apoye en este momento.
Asiento.
—Soy el doctor Lynch, el urólogo de su padre.
—Susan Clark —me obligo a hablar.
Al parecer el doctor es demasiado bueno con ambos y tiene un aire que te da confianza y comodidad, por lo regular suelen ser demasiado enojones.
—Bien, pues... no hay que seguir haciendo más larga la espera —abre el sobre y saca las páginas— el sobre está cerrado, por lo tanto, voy a abrirlo en este momento, tal cual me los dieron de laboratorio, he venido directo aquí— comienza a leerlas y el silencio me esta molestando.
Los tres nos mantenemos viendo al doctor... Lynch. Mueve la cabeza asintiendo y subrayando algo que ninguno de los tres está viendo.
—Bien —termina levantando el rostro— tenemos dos noticias, una buena y una mala. ¿Cuál quieren oír primero?
—La mala —dice con voz ronca, mi padre.
—Bien, la mala es que tiene cáncer de próstata, sé que se había hecho estudios y habían arrogado ese resultado, es algo que ya nos habíamos preparado, por suerte no está avanzada a un grado imposible de tratar, por lo tanto, tendremos que empezar un tratamiento con quimioterapias.
Dejo de respirar y muerdo mi labio inferior para no llorar, tengo muchas dudas.
—¿Y la buena?
—Es que solo está en la próstata, el cáncer no se ha esparcido a otros lugares de su cuerpo, por ello es por lo que sería bueno comenzar en cuanto antes el tratamiento.
—¿Y lo del tumor que le quitaron? —dice mi mamá entre lágrimas.
—No debe de preocuparse por el tumor, por suerte lo hemos retirado, ahora solo nos queda combatir el cáncer de próstata.
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Una última vez
Roman d'amourSegundo libro de la biología irlandesa. Susan está cansada de estar esperando a una persona que no sabe que es lo que quiere. Decide enfocarse en ella y en sus metas encontrándose en el camino a un hombre que va a amar cómo si fuera la primera vez...