"Porque todo vale la pena cuando estás conmigo" .
—Mi complemento.
— ¿Y sí nos descubren? —le preguntó por enésima vez, él le dedicó una mirada cansada.
Se encontraban en la puerta trasera de la casona familiar, justo antes de proceder con su plan.
—Nadie descubrirá nada, Mimi, iremos rápido y volveremos, madre está dormida y padre está en su despacho y sabes que cuando se encierra allí no sale hasta la hora de la cena. —Le dijo a su hermana tratando de tranquilizarla.
Era una mala idea, la pequeña lo sabia muy bien, y aún con las ganas de tirar todo por la borda, se recordó que todo era por una buena causa, salir sin supervisión de la guardia era peligroso pero, ella solo quería que su madre se sintiera mejor, y haría lo que fuera por lograrlo.
— Bien. Como sea, apuesto todo mi dinero inexistente a qué nos descubren. —Lo molestó sonriendo inocente.
— Ya lo veremos. —Respondió él mientras se encogía de hombros— Vamos.
Ambos salieron por la puerta trasera de su propiedad en Cromaffo, vivían en una de las urbanizaciones con más seguridad de la ciudad y también una de las más tranquilas. Allí mismo se encontraban distintas tiendas, ya sea de víveres, ropa u ambiental, ella amaba vivir ahí siempre decía que era como estar en una época totalmente diferente y también le encantaba tener su propio lenguaje y cultura.
Cuando lograron burlar al vigilante y salir a la calle principal, su hermano fue hasta donde vendían flores, tulipanes para ser exactos, a su madre le encantaban, a ella no, sus favoritas eran y siempre serán las rosas, pero, está vez querían hacer feliz a su mami, había estado enferma, por lo que, no dudaron en ir por sus flores favoritas.
Y por eso mismo se organizaron para darle esa sorpresa, había sido idea de la pequeña, así también como que le darían una tarta de fresa, la cual estaba haciendo en estos momentos la señorita Lou, su cocinera, mientras ellos se encargaban de lo demás.
Cuando su hermano terminó de pagar el ramo de tulipanes, se dirigieron de nuevo a su casona y entraron nuevamente por la parte trasera de ésta.
Nadie se percató de su travesura, normalmente nunca hacían nada de esto, ambos habían dejado de salir cuando su madre enfermó gravemente y les prohibió la salida.
Llegaron a la cocina y esperaron pacientemente a que todo estuviera listo.
Un vez terminado, subieron hacia su habitación, y ella se encontraba recostada en el cabezal de la cama con la mirada perdida en el ventanal a la izquierda, su cabello color cobre atado en una coleta y con su pijama favorito.
Cuando los oyó llegar se acomodó mejor, y les trató de regalar su mejor sonrisa.
Ellos por su parte, se acercaron sonriendo.
— Mira Reina. —Le dijo él pequeño mostrando las flores y haciendo que la mirada de la mujer brillara con lágrimas.
— ¡Sorpresa! —Le dijo felizmente la nena mostrándole la tarta de fresa y posandola en su piernas.
Se sentaron con ella en la cama, felices por verla sonreír.
— Mi tesoritos de limón —Dijo con voz dulce— Pero ¿Cómo unos niños de menos de diez años han preparado todo esto?
Preguntó curiosa mientras comía felizmente
— Un mago nunca rebela sus trucos. —Dijo la niña adelantándose a qué su hermano dijera alguna locura, él nunca había podido mentirle a su madre.
—Ya veo, terroncito. —Le respondió entonces.
Luego de eso, se quedaron toda la tarde con ella, sintiéndose felices por verla sonreír después de tantos días grises, jugaron a su lado y escucharon una de sus historias, también los ayudó a estudiar, hasta que el cansancio los venció y terminaron dormidos a cada lado de ella.
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¿Y sí reescribimos las estrellas?
Random"Existe un hilo rojo invisible, que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. Un hilo que se puede estirar, contraer o enredar, pero que nunca será capaz de romperse." Ahora sé qué hay cos...