"La vida comienza donde el miedo termina"
— OSHO
Miércoles, 06 de diciembre de 2029
Casa de los Davies
11:35 AM
Mía Davies
Odio esto
Sí, me gusta el silencio, enserio, amo el silencio completo donde puedo escuchar hasta mi respiración si es posible, pero después están ésta clase de silencio, los silencios ensordecedores, de esos que solo quieres salir corriendo y buscar la paz que te han quitado.
Así se sentía cuando yo me sentaba en esta mesa y todos me seguían fingiendo ser la familia feliz que no éramos. Yo solo lo hacía porque no tenía otra opción, o porque mi hermano me obligaban.
Pero ahora mi hermano ni siquiera pasa tiempo aquí y no encuentro como fingir que eso no me afecta en lo absoluto, porque fingir con mi hermano está bien, pero fingir con mi Nana y mi padre, es otro nivel de hipocresía e inmadurez.
Lo único que se escuchan son los cubiertos chocando con la repisa, y las respiraciones de los presentes, sorbos y... No puedo, odio esto.
Suspiro sonoramente haciendo a un lado mi plato de frutas, no quiero comer esto, no tengo hambre y no quiero estar aquí.
— ¿Qué pasa? —Pregunta mi Nana totalmente calmada, pero sé qué está muriendo por reclamar en cuanto suelte lo que tengo qué decir.
Porque siempre ha sido así
— No tengo hambre. —Respondo sin más escuchando como ella suelta una risita más falsa que perro con alas.
— ¡Oh! ¡Que sorpresa! —Sus manos van a su boca fingiendo y mis ojos se encharcan por su grosería.—Nunca tienes hambre.
La quiero, pero me lastima hacerlo.
Fingir que no la escuché es más fácil para mí, por lo que eso hago. Concentrándome en mi padre, es ahora o nunca.
— Padre. —Lo llamo, juro que si tuviera el valor de llamarlo por su nombre, lo haría, pero yo no soy así. — El viernes estaré toda la tarde en casa de los Néval.
¿No eres o crees?
Asintió sin más, con él nunca tuve problemas con respecto a eso, me dejaba salir a fiestas, divertirme, pasar días fuera en casa de cualquier persona que fuera mi amiga, pero la cosa es, que todo eso fue cuando pasó lo que pasó, cuando rompió mi fortaleza y me dejó echa trizas pensando que con eso yo podría sanar. Desde ese entonces quiere arreglar lo que con sus propias manos dañó, pero no es tan fácil y menos cuando ya es tarde. Por lo que se limita a tomar distancia y dejarme ser, porque sabe que no me queda tiempo, y porque soy mayor de edad, para bien o para mal.
Mi Nana se levanta molesta y se pierde en la cocina, suspiro por tercera vez. Ella es imposible.
— No le prestes atención. —Comenta el señor a la cabeza de la mesa restándole importancia, claro, porque a él nada le importa. Ni le duele.
Es muy fácil decirlo cuando no sabes lo que se siente, que la única figura materna que tienes te odie sin saber el motivo.
Es una mierda, conozco a esa mujer desde mis diez años y nunca supe porqué de un momento a otro simplemente comenzó a tratarme mal, a querer controlarme, a querer encerrarme cómo si fuera un títere y puedo permitir todo, pero eso jamás. Soy libre quiera o no.
Pero siempre ha ganado, ¿Y por qué? Fácil, su carta tiene por nombre ; Michael Davies.
Mi hermano
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¿Y sí reescribimos las estrellas?
Acak"Existe un hilo rojo invisible, que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. Un hilo que se puede estirar, contraer o enredar, pero que nunca será capaz de romperse." Ahora sé qué hay cos...