Fragmento 13 : Lee& Mai

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Siempre estaremos juntas.

Es una promesa.

M. D.

— ¿Por qué tenés una copia de ése libro? —Preguntó frunciendo los labios la niña castaña.

— Porque abu me lo regaló. —Respondió con simpleza su prima.

Ambas, pelirroja y castaña se encontraban bajo la mesa del comedor familiar. Ambas habían bajado corriendo al escuchar la puerta principal ser cerrada lo que indicada que estaban solas en casa, solo con la niñera, buscaron su sábana grande y negra y ya que ésta era gigante, les alcanzó para cubrir gran parte de la mesa y así poder crear una especie de castillo, lo ordenaron estratégicamente y ubicaron muchas almohadas, sus peluches favoritos y una linterna para iluminar. Nallelh cogió el libro antiguo que su abuelo le había regalado pensando en leer para ellas.

"Leyendas del mundo"-se leía grande y en letras cursivas el nombre.

Mía suspiró y se arropó completamente haciéndose bolita en su lugar, viendo fijamente a su prima esperando  comenzara a leer.

Nallelh por su parte, se acostó boca abajo y desplegó el libro, lo abrió en la página 1104 , se leía "la princesa y su amor imposible" el nombre de la leyenda, cogió la linterna y se aclaró su garganta para comenzar.

— ¡Es mi favorita! —Apuntó felizmente.— La leyenda cuenta, que la princesa se va de sus tierras por petición de su madre, la madre quería alejarse de sus raíces, pues le traía malos recuerdos y dolor...—Comenzó a explicar puesto que ya se la sabía de memoria.— Diez años más tarde la princesa volvió y se reencontró con su abuelo, pero el señor murió días después —Su labio inferior tembló y su voz bajó un milésimo.— Años y años pasaron y la princesa seguía triste. Nada de lo que hacía le gustaba, hasta que...

— Conoció al chico. —Completó por ella su prima, entendiendo que era su turno de continuar.

Era como una tradición para ellas, el saberse todas las leyendas del libro no era nada nuevo, puesto que su abuelo se había encargado de contarles cada una de ellas y cuando aprendieron a leer, lo comenzaron a hacer ellas mismas, a solas o en compañía, hasta un día, simplemente ya se sabían las historias y las contaban a su manera bajo aquella mesa, una parte cada una.

«era algo que solo hacían ellas dos»

— Un chico listo y lindo, se conocieron de casualidad en una fuente, a ella le llamó la atención y se acercó a él y así comenzaron a conversar y a conocerse. —Suspiró la nena y se apretujo más en su manta.— Pasó el tiempo y ambos se enamoraron, pero hubo algo que cambió el rumbo de las cosas...—Lee movió la linterna apuntando su cara dejándola ciega por un momento, luego la pelirroja se rió con fuerzas viendo su cara de estupefacción.

— ¡Lo siento! Sigue sigue .

Negó divertida y continuó.

— Él no le había dicho a ella que era una soldado de guerra y que solo estaba de paso, no se lo dijo hasta que faltaba un día antes de su partida. —Lee sonrió, era su parte favorita. — Le regaló un anillo y le prometió que volvería para cumplir con su promesa, pero no podemos prometer de lo que no tenemos control —Repitió tal cual salía allí en el libro. — Entonces, la chica volvió a apagarse y vivió hasta morir esperando a su amor imposible.

Un silencio sepulcral pero agradable le siguió luego de terminar, Mía guardó el libro y colocó la linterna de manera que alumbrará solo sus caras. Pegó sus rodillas en su pecho y miró hacia el techo de la sabana, imaginando que allí se esparcían miles de estrellas.

Nallelh cogió su peluche favorito e imitó la posición de prima, quedando así ambas viendo hacía allá donde se suponen estaban las estrellas, una a lado la otra.

— Tengo miedo. —Soltó de la nada en un susurro.

Mía la miró con curiosidad, para luego suspirar y volver su mirada hacia ese lugar.

— ¿Por qué? —Preguntó sin más.

No era que no le interesará, era que no tenía ánimos para conversar.

— ¿Y sí  un día no nos vemos más? ¿Y sí nuestros padres se pelean y nos prohíben vernos? —Preguntó entonces, angustiada y con lágrimas en los ojos, Mía suspiró nuevamente y pasó su brazo por los hombros de su prima, dándole un breve abrazo. — ¿Y sí un día me apartas y no me quieres ver más...? —Susurró bajito y aún así Mía logró escucharla, su corazón haciéndose chiquito al oírla.

— Eso no pasará. Nada de eso pasará. —Aseguró sin dejar de abrazarle.

— No lo sabes, no puedes estar tan segura.

— Así nos separemos siempre estaremos juntas ¿Vale?

Lee ladeo su cabeza, confundida.

— ¿Cómo así?

— Porque solo tienes que recordar que seguimos bajo el mismo cielo.

¿Y sí reescribimos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora