Hace tres siglos los mikaelson ayudaron a construir una ciudad llamada new Orleans, ahora un complot de brujas los trajo de regreso junto a mí, una Salvatore, con la esperanza de que le quitemos el trono a un tirano, un vampiro que Nik creo, el cual será padre de mi bebé milagroso, nik vino a recuperar su hogar, yo solo vine a ser la reina del barrio francés…
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Cargue a Leah de camino a casa, ella no había reaccionado aún, Elijah lanzó todo de la primera mesa que vio y yo recosté a Leah sobre ella.
—Puedo ayudar— dijo Genevieve quién nos había advertido cuando leah cayó desmayada.
—No la toques— le dijo Elijah apartándola.
—No déjala Elijah, ella era enfermera— dije.
—Hay algo que puedo hacer, Klaus consigue manzanilla de la despensa— dijo Genevieve y yo no dude en ir a buscar la manzanilla.
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—Está temblando, dame tu abrigo elijah— escuché la voz de genevieve.
—No respira, escucho los latidos de la bebé, pero no los de ella— escuché a Elijah.
Por fin abrí los ojos, pero no estaban ni genevieve o Elijah, ahí estaba sola y recordé la sensación de la sangre saliendo como vomito y mi respiración se aceleró, me senté sobre la mesa y mire mejor el lugar, era la mansión mikaelson, pero los colores eran más opacos, el viento y la sensación de soledad, me decía que era el otro lado, escuché pasos y mire de dónde venían y ahí apareció nada más, ni nada menos que Mikael, me asusté y baje de la mesa donde antes estaba recostada.
—Es bueno verte, supongo que ahora somos familia.
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—Despierta— dije desesperado acariciando la mejilla de leah.
—Respira por favor— dijo Elijah y Hayley solo miraba la escena, estaba paralizada, al igual que yo.
—No funciona— me aparte de ella y tome una silla de madera —¡No funciona!— lance la silla contra un muro.
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—Esto es una pesadilla, estoy soñando— dije retrocediendo alejándome lo más posible de Mikael.
No podía estar muerta ¿Cierto?
—Al contrario, querida esto es muy real— se acercó a mí a velocidad vampírica y me comenzó a estrangular con un brazo —bienvenida a mi infierno, atrapado en una eternidad, vigilando a esa criatura espantosa, a la que mis hijos, llaman hermano.
—No, estás muerto, si estoy del otro lado significa que... Ayy por dios ¡No! ¡La bebé!
—¡¿La bebé?! Esa niña no tuvo oportunidad como si tu linaje no fuera ya un inmundicimo y la condenas mezclándola con la de klaus— río —el parásito inmortal, ¿que se cree?
