ғᴏᴜʀ

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Entre a la cabaña y Nik me miró extrañado.

—Quizá en camino aquí, le pedí a Davina que me dejara pasar—le explique y entonces vi a un chico acomodando a Davina quién seguía inconsciente —y tú eres Caleb, ¿no?

—Si— asintió y me miró desconfiado.

—Tranquilo, mi novio no entrará, puedes estar seguro de que no te hará daño.

Lo ayudé para terminar de acomodar a Davina, mordí mi muñeca y comencé a darle de mi sangre a Davina.

—Hola cariño, soplaras, soplaras y la casa derribaras— le dijo Caleb a nik con un tono burlón.

—Sabías que la legua afilada de las personas, terminan cortando sus gargantas.

—Nik es solo un niño, no lo molestes— lo regañé.

—Si tiene razón, deberías poner un poco de lavanda bajo tu almohada, hace bien para los idiotas engreídos, con problemas se irá.

—Oye, cállate— le dije a Caleb, al ver que Davina ya no estaba inconsciente, sino dormida.

—Prometí no matar a Davina, no dije nada sobre este insolente— dijo Nik.

Yo me puse de pie y salí de la cabaña para hablar con Nik sin que Caleb nos escuchará.

—Nik ven— lo jalé y él se dejó llevar sin ninguna queja —hace un minuto tuviste la oportunidad de matar a tu padre, con la estaca de olmo y no lo hiciste, tampoco vas a hacerlo con ese niño— le dije.

El suspiro y saco la estaca del bolsillo dentro de su chaqueta.

—Bien— me la entregó.

—Gracias— dije y el saco las llaves de su auto y me las dio.

—Ve por el auto, hay que llevar a Davina a su casa, después mandaré a traer tu auto.

—Bien— asentí y me alejé a dirección a su auto.

Llegue al auto y cuando apenas abrí la puerta, sentí la presencia de alguien detrás de mí, pero no era Nik, me di la vuelta alarmada y tras unos segundos logré saber quien era, era maikol, la daga de papa tunde no había funcionado, me quedé parali...

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Llegue al auto y cuando apenas abrí la puerta, sentí la presencia de alguien detrás de mí, pero no era Nik, me di la vuelta alarmada y tras unos segundos logré saber quien era, era maikol, la daga de papa tunde no había funcionado, me quedé paralizada al verlo.

—Nos volvemos a ver— dijo con una sonrisa.

Apenas lo iba a atacar, cuando rozo la daga de papa tunde con mi pecho.

—No hagas ningún movimiento en falso y ni se te ocurra intentar advertir al bastardo.

—Se llama Klaus— le dije molesta y trate de apartarlo, pero él me tomo de la muñeca y me apretó fuertemente.

—Te dije que no intentarás nada, amenos de que quieras esta daga en tu pecho, sería más sencillo para mí, te dejo en el asiento trasero y me voy a dónde yo quiera, mientras tú sufres un dolor indescriptible o cooperas y me acompañas a menos de que prefieras esta— dijo quitándome la estaca de roble de mi bolsillo.

Always and forever | KLAUS MIKAELSON | TO²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora