Desperté desnuda en un extraño lugar o más bien ya muy conocido, era una cripta, estaba encerrada en un círculo de sal, magia. Levanté mi mirada a alguien que se detuvo de pie frente a mí.
—¿Qué diablos hago aquí y porque estoy atrapada?— dije mirando a Davina.
Ella me lanzó una cobija para poder cubrir mi cuerpo desnudo.
—Use magia para traerte y mantenerte así.
—Davina estaba en un asunto importante y además necesito ver a mi hija— dije cubriéndome con la cobija y poniéndome de pie.
—Lo lamento, pero necesito que hagas algo por mí antes.
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𝐶𝑎𝑚𝑖𝑙𝑙𝑒
Acababa de echar a klaus de mi departamento, él solo había venido a hablarme sobre sus problemas con la llegada de su misterioso amigo, pero yo estaba demasiado molesta por los recientes asesinatos que habían comenzado exactamente el mismo día de su llegada. Cuando klaus se fue, dejó una pintura sobre el escritorio, mire la pintura y era un lobo en el bosque, aunque por las facciones del lobo supe que era en realidad una hembra, había pintado a Leah y su sentimiento de encierro en su forma loba.
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𝐿𝑒𝑎ℎ
Tras pelear con Davina y negarme a ayudarle en lo que fuera que quisiera, ella se fue dejándome encerrada aún en la barrera mágica cuando regreso no pude evitar gritarle unas cuantas cosas.
—¡Pudiste ayudarme a romper la maldición cuando Marcel y Elijah te lo pidieron!— le reclamé.
—La regente no hace favores a los mikaelson.
—Yo no soy una mikaelson.
—Y yo no soy Davina Claire.
—Escucha Davina más te vale que me sueltes o...
—O podemos hablar como adultos— me dejó en el suelo ropa y una bolsa de sangre —oye, tengo acceso a los ancestros de hechicería, yo puedo canalizar el poder que creo el hechizo que usaron en ti y podrías liberarte.
—Bajo tus términos supongo— dije.
—Escucha, ya he intentado liberarte, los días que creías que era tu magia la que te ayudaba a ver a hope unas horas más, era yo.
