Sábado 10 de septiembre 1932
Mi madre está con las chicas de la peluquería, han llegado a casa tres señoras, vecinas y esposas de los socios de mi padre, Margot Bennett, Karen Wilson, Lucy Brown, Obviamente son los apellidos de sus esposos, cada que las veo pienso que una es copia de la otra, se ríen y se sientan igual, hasta hablan con el mismo tono de voz, como si siguieran un manual para ser la "esposa ideal", además de perder su apellido y pasar a ser la propiedad de un hombre.
Mi madre me recibe con su hermosa sonrisa
—Ven hija, apenas terminen el peinado de Lucy sigues tú, ¿quieres galletas que nos trajo Margot mientras esperas? —Las recibo con una sonrisa y diciendo un "hola" en unisonó para todas las presentes.Mientras como las galletas, observo todo lo que pasa: una chica peina a la Sra. Brown, la otra pinta las uñas de la Sra. Wilson, me pregunto si estas dos chicas de la peluquería también tienen esposos y como lograron tener un trabajo, posiblemente porque ningún hombre se atrevería a pintar uñas, iría en contra de todas las leyes de su masculinidad y quizás por eso aceptan que mujeres ganen dinero poniendo bellas a sus esposas, ya que necesitan que se vean hermosas todo el tiempo y sean "mujeres decentes".
Estoy tan hundida en mis pensamientos y viendo el color lila que pone sobre las uñas de la Sra. Wilson que no parpadeo, escucho a mi madre llamarme:
—¿Gill, Hija, ¿Ya pensaste como quieres llevar tu cabello? —La miro un poco perdida y le pido que repita la pregunta, vuelvo a poner mi atención en la realidad.—Solo lo quiero suelto tal vez unas ondas —respondo.
—¿Qué tal si te hago dos trenzas a los lados de tu cabeza y ponemos una cinta roja para amarrarlas atrás? —sugiere la chica quien ya termino de peinar a la Sra. Lucy.
Asiento y me acomodo en la silla para que ella pueda peinarme, estoy un poco distraída, el sueño que tuve me dejó algo inquieta y sinceramente lo que hablan estas mujeres no me interesa en lo absoluto.
Terminamos de alistarnos para ponernos nuestros vestidos nuevos, justo a tiempo para q mi padre llegue por nosotras e irnos juntos a la fábrica
—Debemos llegar juntos porque hay que dar una buena impresión —resalta mi padre, es obvio, no me sorprende la amabilidad con la que nos trata y la obligación de llevarnos a los eventos de la fábrica.
—Papá, no era necesario que hicieras notar que para ti es una tortura que estemos juntos en un lugar que no sea tu casa —hace un sonido de disgusto sin voltear a verme en el asiento de atrás de su auto.
—¿No puedes estar un momento sin discutir las cosas que digo, Giselle? —añadió.
—Lo haría si por lo menos la mitad de las cosas que nos dijeras a mamá y a mi fueran amables —mi tono está lleno de rabia, mi madre intervino y nos pidió que dejáramos de discutir para que hagamos que el rato sea agradable para todos.
No tengo idea como mi madre soporta sus comentarios horribles y humillantes, no le dice nada al respecto solo lo acepta y se calla, no soporto que las mujeres tengamos que guardar silencio.
Llegamos al salón principal de la fábrica, como cada año, solo están los hombres más ricos de Amaltea, con corbata y un vaso de whisky, lo más asqueroso es que por más que estos hombres se pongan un traje costoso, el botón de la camisa que queda justo sobre sus ombligos lucha por mantenerse y no salir disparado cada vez que se ríen por lo grande que son sus pansas, rio internamente por la imagen mental que hay en mi cabeza si llegara a pasar esto.
—La familia Quinn, Bienvenidos —nos saluda un señor que he visto muchas veces en mi casa, mi madre y yo fingimos una sonrisa
—Ellas son mi esposa Marian Quinn y mi hermosa hija Giselle Quinn, él es el Sr. Bennett, creo que ya se han visto —nos presenta
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AMALTEA - Eddie Munson | [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]
Fanfiction❤️ Eddie y Gill tienen una cita con el destino. ¿Cuál es la realidad correcta? Primera parte de una serie de historias en diferentes situaciones de vida en distintos tiempos de los protagonistas, un romance dentro de problemáticas sociales. Dirigido...