VI. Nuestra fruta favorita.

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Gill

Es martes en la mañana, mi padre nos avisó que esa noche vendrá Marc a cenar, llegará con el regresando del trabajo, es el momento adecuado para ponernos de acuerdo y empezar a desarrollar el plan, les diremos a mis padres que queremos salir primero para conocernos.

Y así fue, la cena fue tranquila y aceptaron nuestra posición, como siempre mi madre me apoyo, mi padre estaba feliz y no fue difícil convencerlo, Marc me contó que la chica con la que sale trabaja en el taller de los Munson, esa fue la mejor noticia que pudo darme, es la excusa perfecta para ir donde Eddie, siento que la suerte está a mi favor, le pedí que nuestra primera "cita" sea el viernes,  Marc le dijo a mi padre que me llevará al centro, debo ir a la biblioteca, y también ver a Eddie, estoy nerviosa y si ¿el ya ni se acuerda de mí?

Eddie

Ya han pasado 5 días desde que vi a Gill, me tiene loco no saber de ella, mi padre me dijo que los Quinn viven en los suburbios a las afueras del pueblo, pienso que será raro ir a buscarla podría provocar problemas con su padre, aunque también hay cosas pendientes con él, estos días estuve trabajando en las propuestas, y estoy preparando algunas para hablar con él y los socios, así que toda mi semana se basó en eso.

Ya es viernes en la mañana, me ofrecí a ayudarle a mi padre a empacar algunas prendas para repartir a las tiendas, tiene varias cosas acumuladas y el hombre que le ayuda con esa tarea se enfermó una semana antes, entonces estamos desde temprano completando todo.

Son al rededor de las 11 de la mañana, noté que un auto paró al frente del taller, puedo verlo desde la ventana, pensé que era alguno de los socios del Sr. Quinn, pero mis ojos se abrieron con sorpresa cuando vi bajar a Gill y junto a ella está un hombre, es Marc Bennett, ¿será ese el tipo con el que su padre quiere que se case? es evidente que es mucho mayor para ella. Para mi sorpresa golpearon la puerta del taller y en seguida mi padre abre.

—Hola Marc, como has estado —mi padre abrazo al hombre.

—Buenos días, señor Munson, le traje unas galletas de las que hace mi madre, yo sé que le gustan mucho, ella es Giselle Quinn no sé si se conocen —escucho atento lo que dicen, se la presentó a mi padre, eso era algo que yo quería hacer.

Jazmine una costurera quedó atenta a la situación, los demás seguían en lo suyo.

—Buenos días Sr. Munson, es un gusto volver a verlo —habla ella, escucho de nuevo su dulce voz, toma la mano de mi padre y mi corazón se empieza a acelerar.

—Claro que nos conocemos, siempre es grato verte por aquí Srta. Quinn —responde mi padre a su saludo.

—Sr Wayne, ¿podríamos hablar un momento en privado? —alcanzo a escuchar, de repente veo que Gill dirige la mirada adentro y empieza a ver todos los rostros de las personas que están trabajando, buscando hasta que coincide conmigo viéndome sentado al fondo del taller.

Sus ojos se abren y una sonrisa se dibuja en sus hermosos labios, agita su mano en el aire saludando sin dejar de sonreírme, siento que mi corazón se quiere salir del pecho de lo fuerte que late, le correspondo el saludo haciendo el mismo gesto, veo que se acerca a mi padre y le habla al oído, me perdí en sus movimientos y lo siguiente que veo es a ella acercándose a mi cruzando todo el taller.

—Buenos días —Gill da un saludo tímido a las personas que están en el taller se nota algo nerviosa, mientras se acerca a mí, veo que tiene puesto un vestido rosa, un poco ajustado y no tiene mangas, se ven sus hombros, la falda llega un poco más arriba de la rodilla, tiene su cabello atado con una pinza solo del lado izquierdo el resto cae por sus hombros, se ve hermosa, puedo decir que aun más hermosa que el día que la conocí, llegó a mí y no sé que decir estoy sentado con una bolsa en mi mano.

AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora