VII. ¿Hay más cosas que deba saber?

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Eddie

Me siento un poco distraído por todo lo que hablé con Gill en la tarde, la ansiedad crece al no poder sacarla de aquí, podría hacerlo y aunque le dije que en la ciudad no me espera ningún trabajo la verdad es otra, yo solo volví porque quiero ayudar a mi padre, pero nunca se me ocurrió que en mis planes se cruzara ella.

—Hijo ¿Cómo te fue con la Srta. Quinn? —pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Bien, fuimos a almorzar y luego a la biblioteca, ella es muy divertida —sonrío contándole y luego tomando un poco de agua —¿Qué te dijo Marc esta mañana en tu oficina? —recordé.

—Me dijo la razón por la que llego con Giselle, enfatizo en que ella insistió en ir a saludarte —dice con una sonrisa —es linda, pero ten cuidado, su padre es prácticamente uno de los dueños de este pueblo, es una pena que el Sr. Quinn sea tan duro con ella —advierte con un tono de tristeza.

—¿Qué más ha hecho el Sr. Quinn? —tengo mucha curiosidad —¿supongo que sabes la situación con Marc Bennett? —añado.

—Si, pues es obvio que necesita que ella se case con ese hombre, pero Marc ha frecuentado a Jazmine desde hace más de 2 años, ella se quedó sola después de que su madre murió, pero siguió trabajando como mucama, ellas trabajaban en la casa de los Bennett, su padre se enteró que su hijo tenía un amorío con ella y la saco de su casa, no tenía un sustento tampoco se casó con nadie, así que llego a mi taller y aprendió a coser, es muy habilidosa a sus 25 años, Marc no la dejo sola y sigue visitándola, creo que la quiere de verdad, pero ese trato que tiene con los Quinn también lo ata de manos —termina con un suspiro.

—Y respecto a lo que ha hecho James Quinn con su hija, la ha mantenido fuera de todos como si estuviera presa, jamás dejo que un hombre se acercara, no tiene amigos, casi no deja que termine la secundaria, cuando nació se lamentó de que sea una niña y no su primogénito heredero, la Srta. Quinn es de carácter fuerte, he visto como lo desafía, pero ese hombre no da su brazo a torcer solo le interesa su fábrica —finalizo.

—¡Wow! ¿Cómo sabes todo eso? parece una historia del medioevo —suelto una carcajada.

—Su madre, Marian Quinn me ha contado muchas cosas —soltó una carcajada y agacho su cabeza negando.

—¿Hay más cosas que deba saber? —pregunto divertido, sospecho de algún cariño oculto con la Sra. Quinn.

—Solo te diré, que tuve que ver como obligaron a Marian a casarse con un hombre que ella no amaba y lo único bueno de eso es que existe la Srta. Giselle, ella la ama y la ha apoyado en las cosas que ha querido hasta donde más puede, James Quinn no parecía el hombre que es ahora, creo que el dinero lo cegó —explica.

—Entiendo ¿estabas enamorado de ella? —soy directo y el me mira sorprendido.

—Éramos adolescentes, nuestras clases sociales eran distintas, pudimos conocernos, pero ella sabía su destino, no dejamos de ser amigos, digamos que solo nos quisimos sin llegar a nada, luego de que se casó conocí a tu madre, y la amé, la amo, jamás dudes eso —me señala con el tenedor con el que está comiendo —tu naciste muy rápido así que no disfrutamos nuestro matrimonio —se burla de mi golpeado mi hombro.

—¿Por qué si conociste a mamá después de que se casara Marian, Gill, nació 4 años después? Y no rápido como yo —cuestioné y mi padre entrecierra los ojos.

—Eddie, estoy abriendo de más mi boca, no vayas a decirle nada a la Srta. Quinn —pide.

—Claro que no, solo quiero lograr entender el porqué de todo esto —digo sincero.

AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora