Epílogo

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Wayne

No salí de casa como me lo pidió Eddie, vivo cerca de la plaza no es difícil saber lo que sucedió, él me dejo varios documentos con pruebas de los negocios de la fábrica, los fraudes, las personas que fueron extorsionadas y los nombres de todos los que han participado en ese monopolio, también dejó una carta con instrucciones, en caso de que algo salga mal y en caso de que no lleguen a un acuerdo el sindicato con los dueños de la fábrica.

Escuché los disparos, rogué que los chicos estuvieran bien, pero todo cambio cuando llego una mujer a mi casa, es la que atiende la heladería, al abrir la puerta puedo ver afuera es el mismísimo infierno.

—Sr. Munson, tiene que venir a la plaza, es... su hijo —entro en shock esta mujer me dice lo que temía oír —lo siento, pero tenemos que hacernos cargo, a mi esposo también lo mataron injustamente —ella llora  y yo no tengo palabras.

Llegamos a la plaza, veo a los cuatro chicos, con sus manos amarradas en la espalda, cayeron sobre sus rodillas, sus caras presionan el suelo y mi hijo al lado de la mujer que amó, mis lagrimas caen, no puedo entender porque los condenaron, ellos solo quisieron ayudar a las personas de este maldito pueblo.

Es increíble que James Quinn no se preocupó por su hija, dejó que la mataran y la dejo abandonada, no entiendo porque Marian lo apoyó.

Preparo el funeral, hay una misa, creo que Dios nos abandonó hace mucho tiempo, esta Jim y Violeta Bennett, nos están sus padres, veo a Marian, está sola, es obvio que James es un puto cobarde, ella sabe que me encargue de su hija, pero no se atreve a verme ni a acercarse.

Dejo unas flores sobre las tumbas, la gente empieza a irse y pienso que en unas semanas simplemente van a olvidarlos.

—Al menos mi hija si tuvo el coraje de pelear por un Munson —escucho su voz a mi espalda, hace muchos años no la tenía tan cerca, volteo a verla.

—No sabes lo valiente que era tu hija, no sabes lo valientes que eran los cuatro —digo serio, pienso que tanto ella como su esposo la abandonaron.

—Claro que lo sé, se enfrentó a James Quinn desde que empezó a hablar —suelta un suspiro —siento mucho que hayan asesinado a tu hijo, lamento todo —agacha su cabeza.

—También lo lamento, lamento que hayan asesinado a nuestros hijos y a sus mejores amigos, lamento que hayas preferido estar con James y no con tu hija, ellos merecían mucho más que esto —solté con resentimiento, no puedo parar de llorar.

—Lo se Wayne, lo lamento todo, pero es la vida que tuve que vivir, no soy tan valiente como mi hija lo fue —sus lagrimas caen pero solo puedo pensar que se está justificando.

—James es un cobarde, él la vio morir en su cara, dejo que mataran a nuestros hijos, prefirió sus negocios, es despreciable y te lo advierto que el nombre de ellos no quedara en el olvido, Amaltea los va a recordar y sabrán que Bennett y Quinn fueron unos monstruos, me importa una mierda si le dices a tu esposo, sabrán de mi en cualquier momento —advierto por último antes de alejarme de ella.

—James es un cobarde, él la vio morir en su cara, dejo que mataran a nuestros hijos, prefirió sus negocios, es despreciable y te lo advierto que el nombre de ellos no quedara en el olvido, Amaltea los va a recordar y sabrán que Bennett y Quinn fue...

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AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora