XI. El destino juega a nuestro favor

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31 de diciembre 1932

Es año nuevo, es imposible vernos con Eddie y Jazmine, Marc y yo estamos atrapados en una estúpida cena familiar, fingiendo que nos vamos a casar, Marc me contó que llegó la carta con la citación a la evaluación para acceder a la beca de la universidad a la casa de los Munson, tengo el examen el 16 de enero, significa que debemos irnos por lo menos dos días antes y es el momento de avisar a nuestros padres que iremos a Himalia.

—¿Ya eligierón la fecha para la fiesta de compromiso? —pregunta mi padre y todos en la mesa nos voltean a ver.

—Si, haremos la fiesta para febrero, después del 20 más o menos —responde Marc, si me aceptan en la universidad para ese momento ya no estaré en este estúpido pueblo, Marc lo sabe muy bien.

—¡Eso es maravilloso! Marian tenemos que empezar a planear todo, la comida, invitados, ¿ya tienes el anillo, hijo? —habla la Sra. Margot muy emocionada.

—De hecho, vamos a ir a la ciudad a comprarlo, aprovecho para avisarles —se dirige a mis padres, especialmente a mi padre, él sabe que aceptará cualquier cosa que le pida.

—El 13 de enero planeo viajar con Gill, volveremos el 17, aprovecharemos para comprar los zapatos que ella quiere para la boda y el anillo de compromiso, además mandaremos a hacer las argollas de matrimonio —comunica mirándolos a todos, habla muy seguro —hemos planeado todo esto no crean que solo hemos tenido citas románticas —me mira con una risa burlona.

—Queremos que nuestro matrimonio sea perfecto y si Gill quiere zapatos fabricados en la luna los conseguiría solo por verla feliz —pasa su brazo por mis hombros riendo, me da un pequeño ataque de risa por las ocurrencias de Marc, tengo que bajar mi cara un poco y apretar mis labios, logramos ser muy buenos amigos y sus bromas me divierten demasiado.

—Están muy enamorados ¿lo ves Chris? —dice mi padre, en un tono triunfante, el Sr. Bennett sonríe tomando un poco de vino —¿por qué vas a comprar zapatos en la ciudad Gill? ¿no te gusta los que venden aquí, en los negocios locales? — usa un tono sarcástico, él sabe lo que opino sobre comprar cosas de fuera y no apoyar los negocios de las familias del pueblo, empiezo a sudar frio, pero logró controlarlo.

—Vi unos zapatos hermosos en una revista de novias y Marc me ayudó a averiguar y solo se consiguen allá, son un poco costosos, pero son los que quiero para mi boda —habló casi en el mismo tono que uso él mirándolo fijamente a los ojos, él sabe que lo estoy desafiando y que esté empeñada en que quiero unos zapatos costosos es solo un berrinche y es una pequeña venganza de mi parte por obligarme a casar, pero no me dice nada, porque aparentemente estoy haciendo lo que él quiere.

—Hija, tendrás los zapatos y el vestido que tú quieras es tu boda y será como tú lo desees ¿está bien? —mi madre es sincera y le sonrío de vuelta, es la única cuya opinión me importa, inmediatamente tenga la respuesta de la beca hablaré con ella.

—Bien, si ya tienen definida la fecha para viajar deberían ir con Edward y cerrar el negocio de las telas nuevas, así Marc puede supervisar ese contrato, es el momento preciso ya estábamos planeando enviarlo, el conoce la ciudad igual que tu —dice el Sr Bennett señalando a su hijo, Marc y yo nos miramos incrédulos, tratando de disimular la sorpresa y la emoción, Eddie ya no tendrá que mentir para ir con nosotros, todo está saliendo perfecto sin querer, Violeta nos mira extraño, ella sospecha que tenemos algo entre manos, pero ella adora a su hermano, confiamos en ella, no nos delataría.

—Si es una buena idea, el lunes le informaré a Munson, solo tendrán que viajar antes, yo me encargo de concretar la reunión con las personas de la textilería en Himalia para el 12 o el 13 de enero —confirma mi padre.

AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora