VIII. La propuesta

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Martes 20 de septiembre 1932

Salimos de casa con mi padre rumbo a la fábrica, le expliqué todo lo que haremos, al llegar nos anunciamos con la chica que atiende la entrada, todos son muy amables, nos indicaron entrar a una sala, observo que aquí trabajaban muchas personas, hay maquinarias para elaborar las telas, dentro de la sala nos presentan a los socios, los señores Austin Wilson y Sebastián Miller a quienes vi en la fiesta y por supuesto está presente el Sr. Christopher Bennett y el Sr. James Quinn.

—Bienvenidos señores ya que nos conocemos todos empecemos —se dirige a todos el Sr. Quinn —hablé con Edward hace un tiempo sobre los negocios que queremos hacer con su padre, ya que tanto su negocio como el nuestro tiene que ver con telas, hemos propuesto que él trabaje con nosotros —continúa explicando, aunque es mentira ellos solo quieren comprar su negocio y que no apoye las competencias —sabemos que hay proveedores de telas en un pueblo cercano y el Sr. Munson prefiere comprar sus insumos con ellos —termina de hablar.

—Sr. Wayne ¿por qué en estos años no ha comprado insumos con nosotros? —se dirige el Sr. Miller abriendo la puerta indicándole a una chica que traiga café para todos.

—Los insumos que venden ustedes son de alto precio, toda la vida los he comprado con el proveedor del pueblo vecino e incluso es más barato traerlo de allá que comprarles a ustedes, además el también perdió clientes y dinero desde que ustedes pusieron la fábrica —explica muy seguro le dije que no debe guardarse nada y que solo habláramos con la verdad y que no se dejara intimidar de esos señores con corbata.

—De todas formas, las propuestas que le han hecho a mi padre son para comprar su negocio, no para venderle insumos —se miran entre sí y justo en ese momento llega la chica con café.

—Quinn dijo que usted hablo de ideas, entiendo que fue a la universidad y que sabe del tema, ¿Cuáles son sus propuestas Sr. Munson? —dice serio y en un tono bastante despectivo hacia nosotros el Sr. Bennett tomando de su taza, Gill tiene razón, se nota que es un hombre sin escrúpulos.

—Primero: deben respetar el negocio de mi padre, él tiene personas trabajando en su taller haciendo la ropa que también se vende en algunos negocios locales, estoy seguro de que están al tanto de esto, el taller de mi padre es pequeño, pero es el sustento de varias familias y la actividad económica de varias tiendas de ropa, el hecho que el cierre el taller afectaría a muchas personas, esto significa que no aceptamos venderlo —todos escuchan atentos y el Sr. Miller toma nota.

—¿Tienen documentos de la propiedad de la casa donde está el taller? —pregunta el Sr. Wilson.

–Si, el Señor Wayne me facilito algunos documentos hace un tiempo que fui a hablar con él personalmente a su taller —responde el Sr. Quinn, acabo de notar que quizá la idea de acabar con el taller viene del Sr. Bennett.

—Si, tenemos todos los documentos en regla y el pago de impuestos que exige la alcaldía —complemento lo que dijo Quinn.

–Ok, continúe con sus puntos Edward —pide Miller.

—Claro... Segundo: en lo que va del año hemos notado que los accesos para transportar los insumos se han visto afectados por bloqueos e incluso amenazas, no quiero sacar conclusiones, pero algunas veces los militares han impedido que lleguen los materiales, queremos que no exista ningún problema por comprar y traer lo que sea fuera de Amaltea —trato de no suene como acusación.

— Tercero: podríamos hacer un acuerdo de dividir las compras con el proveedor del pueblo vecino, es decir si ustedes dan un buen precio para comprar telas, podríamos seguir comprando insumos como botones, hilos, etcétera al proveedor de toda la vida —sugiero, el Sr. Wilson expreso en su cara que no es tan descabellado mientras el Sr. Bennett hace cara de disgusto y se acomoda en su silla.

AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora