XVIII. Te buscaré en todas mis vidas ❤️

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Despertamos un poco tarde, es Domingo, hoy debo repasar las cosas que estudie los últimos meses, mañana es el examen y estoy muy ansiosa, Eddie me acompaña en las mesas del jardín del hotel, estoy estudiando todo lo que he anotado en la libreta que él me regaló mientras lee un libro junto a mi, deja que me concentre, estoy leyendo sobre literatura y mi mente empieza a dispersarse recordando la noche anterior, estoy leyendo pero no entiendo nada, solo recuerdo sus manos en mi cuerpo, levanto la mirada sobre la libreta, observo a Eddie, concentrado con las cejas fruncidas, serio, muy serio, poso mi mirada en sus manos y recuerdo todo lo que me hizo con ellas, sostiene el libro con ambas, sus venas sobresalen y sigo el camino hasta su codo que está apoyado en el descansabrazos de la silla, su camisa esta remangada como a él le gusta usarla, subo la vista por sus hombros y su cuello, llego a la línea de su mandíbula y noto la presencia de un poco de barba creciente, veo como se relame los labios y cuando llego a sus ojos descubro que me atrapa viéndolo todo el maldito tempo, me sobresalto y me escondo en la libreta, estoy tentada a reírme.

—¿Qué se te perdió? deberías estar estudiando —dice riéndose, yo sigo escondida porque no aguanto la risa.

—Estoy estudiando —aseguro, se acerca y baja el libro de mi cara, nota de inmediato mis mejillas rojas, me ve con diversión.

—Te atrapé ¿Qué mirabas? —me reta, solo puedo reírme.

—No puedo concentrarme si te sientas ahí leyendo, viéndote... tan... tan... atractivo —confieso sin dejar de reírme.

—Ah! Es mi culpa entonces —noté que sus mejillas se sonrojaron un poco, yo hice eso.

—Si, eres totalmente culpable —pico con mi dedo índice su hombro, suspiro para calmar la risa —creo que necesito un café para terminar los últimos apuntes —me toma de la mano y la acaricia.

—Tomaremos café entonces, preciosa, espera aquí los traigo —sonríe antes de irse por ellos.

Marc y Jaz nos acompañan en la cena, me dan ánimos dicen que todo saldrá muy bien, me comentan que probablemente también vivirán en Himalia cuando yo deje Amaltea.

—La verdad no quiero ver como se quema ese infierno cuando dejes a tu padre —dice Marc con una carcajada, nos reímos todos, pero sé que lo que dice no está alejado de la realidad.

—Lo único que necesito es convencer a mi madre que venga conmigo, conseguiré un trabajo y espero que podamos vivir bien —menciono parte de mis planes.

—Todo saldrá bien Gill, no estás sola —Jaz toma mi mano y me sonríe, Eddie acaricia mi rodilla debajo de la mesa y también me sonríe.

—Debemos ponernos de acuerdo para decirles que no nos casaremos, lo haremos como quieres Gill, "solo lo diremos una vez a todos reunidos" —habla Marc en un tono preocupado me mira con los ojos entrecerrados —eres un poco cruel —hace que todos soltemos una risa.

—No quiero tener que dar las explicaciones dos veces —explico en medio de la risa.

Mientras Eddie toma una ducha, alisto mi ropa para el día siguiente, estoy emocionada pero también tengo miedo, no puedo evitar pensar que haré si no me aceptan, si no puedo dejar el pueblo, como decirles que no me casare con Marc, como dijo él, sé que se desatara un infierno.

Me senté en la cama dando las ultimas hojeadas a la libreta, veo a Eddie salir del baño, solo tiene puesto su pantalón de pijama, mis ojos se van a su pecho desnudo, se seca su cabello mientras camina hacia a mi para darme un beso en la frente.

—¿Puedo dormir sin camiseta? —pregunta con una sonrisa —es que no me gusta, solo lo hice por ti —hace una cara tierna y me causa gracia.

—Anoche dormimos sin ropa —le recuerdo y entrecierro mis ojos haciéndole ver que obviamente puede hacerlo.

AMALTEA - Eddie Munson |  [1ra 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora