Capítulo 3.

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—¡Ahh! —el grito de Kiki hizo dejar mi desayuno a medias y correr hasta ella.

—¿Estás bien? —pregunté agachandome a su altura después de haberme deslizado por la tierra al frenar con descuido.

—K-Koi... él e-esta... mu-muerto —susurró atónita.

—¿Qué? —Frunci las cejas.

Me levanté y deje a la niña detrás de mi.

Me asomé sobre las rejas del estanque para ver a Koi flotando panza para arriba.

¿Por qué murió?

Tomé un palo y le di leves toquesitos para confirmar su muerte.

Kiki lloró desconsolada.

—¿Por qué? —Sorbió sus mocos.

—Lo siento, Ki... —El sapo saltando encima de nosotras hizo que retroceda soltando un gritito —¿Qué le pasa? —Lo patee alejandolo.

Es como si tuviera rabia.

Kiki gritó espantada y trepó a mi espalda.

El sapo se levantó listo para volver a atacarnos. Sus ojos... son rojos.

¿Acaso los animales también pueden ser infectados?

Mi padre agitado finalmente hizo su aparición.

—¿Por qué...? —Tomó una bocanada de aire —. ¿Por qué el estanque está tan escondido? —Posó sus manos en sus rodillas para tomar aire.

—Cuidado, padre. —Retrocedí hasta donde él estaba —. El sapo esta... —Kai entrando en escena le clavo su katana al pobre sapo acabando con su vida —. Infectado —balbucee acabando la oración —. ¡Oye! Podrías haber sido más cuidadoso. —Me acerqué a él para propinarle un golpe —. ¡Era nuestra mascota! —reclamé.

—¡Si, malo! —Kiki bajó de mi espalda y le dio una patada en la espinilla.

Era hasta donde ella llegaba.

—¿Malo? —preguntó confundido —. Salvé la vida de tu hermana. —Me señaló.

—Es verdad, lo siento. —La pequeña lo abrazó.

—Yo sigo manteniendo que eres un insensible. —Crucé mis brazos.

—Ya basta —ordenó mi padre ya recuperado.

Rodé los ojos y me acerqué al estanque.

Crucé las pequeñas verjas y miré en el fondo de este.

Un pez salto intentando morderme haciendo que retroceda unos pasos y me tropiece con los hierros cayendo hacia atrás.

Antes de que me lastime, unos brazos fuertes me agarraron. Y estoy segura que no puede ser mi padre.

Giré mi cabeza en dirección de mi salvador.

—¿Cómo es que se infectaron? —pregunté intentando mirar algo más allá de su máscara, a través de los pequeños agujeros que tenía en los ojos.

Solamente puedo ver el oscuro color de sus ojos.

—Tu amiguito, el sapo, seguramente toco sangre e infecto el estanque —explicó.

Frunci el ceño.

—No tiene sentido ¿los animales también se infectan? Es la primera vez que tengo conocimiento de ello. —Coloqué mis manos sobre sus brazos sintiendo sus musculos tensarse debajo.

Me estabilice con el apoyo y salí del estanque.

La otra posición no era para nada cómoda. Sentía que en cualquier momento podría caerme.

—Esto es muy peligroso, por favor, Kai, explícanos así puedo darle el comunicado a los aldeanos —pidió mi padre alzando a Kiki que no paraba de pedírselo.

Sonreí con ternura. Al no tener madre mi padre cumple los dos roles.

Bueno, en realidad yo si conocí a nuestra madre, pero al tenerla a Kiki ella murió, sucedio cuando yo tenía catorce años. Ya han pasado seis años de ese suceso. Es algo raro que ese dia se célebre el nacimiento de mi hermana y se lloré el fallecimiento de mi madre.

Por mi parte dedici simplemente estar feliz por ambos lados. Mi hermana es lo mejor que tengo en mi vida y sé que mi madre es feliz con vernos sonreír. Ella era tan buena que no querría que le arruinemos el día a nuestra princesita.

Mi padre también se muestra alegre durante el día, pero se que llora en su habitación cuando oscurece.

—Hija ¿Estás prestando atención? —mi padre chasqueo sus dedos en frente de mi rostro.

Pestañee repetidas veces.

—¿Eh? Si, por supuesto. —Asentí escuchando la leve risa masculina y grave de Kai.

—Bueno, como decía —continuo —. Por lo general un demonio no sangra, cuando un cazador lo extermina suele ser un corte limpio directo en el cuello. Si un cazador no lo hace nadie se enfrenta a uno. Primero, porque temen por sus vidas y son seres con capacidad de raciocinio —dijo mirándome —. Y segundo, porque un arma normal no puede matarlos, necesitan pasar por un proceso de años para hacerlo y suelen ser muy caras para personas corrientes —explicó —. Este demonio si sangró y mucho, por lo que su sangre quedó esparcida hasta el amanecer, cuando sale el sol todo rastro de existencia de un demonio es evaporado por la luz  —Señaló el cuerpo del sapo que sólo quedó en cenizas —. Ese sapo estaba convirtiéndose hasta que ellas llegaron y esos peces están bajo la sombra, una vez exterminados no hay necesidad de preocuparse, esta infección no se puede contagiar por mosquitos o algún insecto ya que mueren en el dia. Por otro lado la transformación suele tardar algunas horas, tardando más en seres con organismos más grandes —finalizó.

—Bien, no creo que haya necesidad de alertar a los aldeanos —dijo pensativo mi padre.

—De hecho, yo creo que si hay que hacerlo, lo que sucedió fue una excepción y no sabemos si durante la noche sucedieron más de estos contagios, sacaremos a todo el ganado a pastar para prevenir estos casos y liberaremos a las aves, por mientras tanto lo más adecuado es derribar el techo del estanque —propuse.

—Correcto, una vez más tienes razón. —Mi padre asintió orgulloso.

Por mi parte, tengo más sentimientos que el orgullo ¿qué me asegura que durante la noche un insecto no picó algún aldeano?

No sé cuantos días pasaron desde lo sucedido, tampoco sé con exactitud cuánto tiempo tarda en convertirse un humano.

—Ah y padre —lo llamé antes de que se aleje —. Convoca a todos los aldeanos, incluidos niños, bebés y ancianos —dije muy a mi pesar.

Si alguno está empezando a demostrar infecciones es mejor que se desvanezca de una vez, sacando a todos del peligro.

No creo que podamos revisar casa por casa para proporcionarles el antídoto a tiempo.

—Lo haré —afirmó Isao.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora