Capítulo 21.

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(...)

—Traje libros —informé con felicidad mientras entraba a la alcoba con las manos llenas.

Desde niña me gusta leer.

Al principio lo hacía para descubrir la verdad acerca de todas las historias que contaban en la aldea, pero terminé cayendo en los libros de fantasía.

Dejé caer la pila de libros en frente de Kai.

Decidí traerle varios para que pueda entretenerse con alguno, ya que hoy no puedo escapar de mis responsabilidades.

Él me miró, detallando mi rostro con tranquilidad.

Ya van tres días en los que me meto a su alcoba para pasar la mayor parte de mi tiempo aquí.

Se podría decir que he pasado más tiempo con Kai que nunca. Eso de alguna forma hizo nuestra relación más estrecha.

De a poco, Kai y yo nos adaptamos y acostumbramos a la presencia del otro. Eso es algo bueno teniendo en cuenta que era uno de los objetivos de Kai, pero es algo malo si mi corazón entra en juego.

Nunca estuve tan confundida con mis sentimientos hacia una persona como ahora.

Me senté en frente de él.

—¿Son tuyos? —consultó tomando uno y observando su tapa.

—Sip. —Asentí —. Solía pedirlos por mis cumpleaños —conté rozando el lomo de mi libro favorito.

—¿Ya no los pides? —Volvió a mirarme fugazmente.

Se supone que tendría que hacerme preguntas acerca de los libros, no acerca de mí.

—No, ya no —respondí

—¿Por qué no? —quiso saber.

Suspiré pensando mi respuesta.

—Porque ya estoy grande para esas cosas, además, si tengo tiempo libre prefiero usarlo en cosas reales y no en algo imaginario —admití con el ceño levemente fruncido.

—Antes estaría de acuerdo contigo, pero ahora disfruto más de mi imaginación de lo que debería —contó volviendo a clavar su vista en el libro que tomó.

Lo abrió lentamente y leyó el prólogo.

—¿Qué imaginas? —pregunté metida en mi nueva burbuja.

Observé cada movimiento de Kai intentando leerlo.

Él simplemente negó con la cabeza.

¿Qué imaginas, Kai?

Sin poder evitarlo, me moví hasta quedar a su lado.

Como excusa leí lo mismo que él.

La maldita curiosidad es más fuerte que yo.

¿Kai tiene sueños o aspiraciones?

—¿Me recomiendas este libro? —preguntó por lo bajo.

Insatisfecha bufé levemente.

—Ajá —contesté sin ánimos.

La suave risa de Kai tomó lugar en su alcoba.

—No seas caprichosa —habló divertido.

—Tú deja de ser tan misterioso —pedí quejosa —. Siempre me dejas con cientos de dudas —reclamé.

—Es tu culpa por ser tan curiosa. —Golpeó mi frente con sus dedos —. Nadie se interesa tanto en algo que digo como tú —admitió.

—Porque será ¿no? —dije desentendida.

—No lo sé, tú dime. —Volvió a poner toda su atención en mi.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora