Capítulo 16.

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(...)

Hoy oficialmente inicia mi entretenimiento.

—No creo que te sea muy difícil dominar la katana, su arte marcial tradicional tiene todas las bases que necesitas —explicó extendiendome un palo de madera.

—¿Eso crees? —Lo tomé y examiné con confusión.

—Eso creo. —Asintió —. Bien, presta atención.

Explicó con paciencia cada movimiento.

Yo seguí lo que me decía al pie de la letra y sin rechistar. Cuando se trata de algo serio, intento ser lo más responsable y adulta posible.

No sé cuánto tiempo estuvimos practicando, pero mi cuerpo colapso.

—Lo tengo. —Asentí dejando caer mi cuerpo en el suelo de nuestro dōjō.

Estoy demasiado exhausta.

Subí la mirada hacia Kai, viéndolo sin ningún rastro de cansancio, ni siquiera su respiración se alteró.

Como lo envidio en este momento.

Siento mi pelo pegado en mi frente y no puedo hablar.

Solté un quejido debido a la temperatura de mi cuerpo y abrí levemente mi kimono. Debajo de este llevo una blusa manga corta llamada hadajuban y un pantalón del mismo color llamado suteteko, conocidos por ser la ropa interior que se utiliza debajo de un kimono. Esto significa que estoy ardiendo por tantas capaz de ropa en mi cuerpo.

—¿Lo dejamos aquí por hoy? —preguntó agachando su cuerpo a mi lado.

—¿Tú qué crees? —Lo miré con obviedad.

Mis labios se encuentran entreabiertos intentando recuperar aire.

—Creo que te ves muy tierna —opinó por lo bajo.

¿Tierna?

Fruncí el ceño y elevé mi palo para golpearlo.

—Ya deja eso. —Me lo quitó sin esfuerzos y lo alejó de mi.

—Tú deja eso —acusé enojada.

—No hice nada malo —habló con inocencia.

Sabe que odio que me trate como a una niña.

Me senté y suspiré antes de levantarme.

—Suficiente por hoy —declaré yendo hacia la salida.

Kai me siguió y juntos volvimos a casa.

—¡Volvieron! —Kiki corrió a abrazarme.

Debido a todo el esfuerzo que hice en la clase, mi cuerpo cayó al suelo cuando la pequeña intentó colgarse de mi.

—Cuidado, Kiki —reprochó Kai sacándola de encima de mi —. ¿Estás bien? —cuestionó mirándome.

—Si. —Suspiré cansada.

—Lo siento, Tara —mi hermana se disculpó.

—No te preocupes. —Me encargué de mostrarle una sonrisa —. ¿Puedes pedir que preparen un baño por mi?

—¡Enseguida! —Salió corriendo.

La mano de Kai se extendió en mi dirección.

Sin poder negarme, la tomé.

Kai me estiró hacia arriba para levantarme. Al parecer no midió su fuerza porque mi cuerpo terminó impactando contra el suyo.

—Auch. —Me quejé por lo bajo.

—Perdona mi torpeza —se disculpó soltando mi mano.

La tierra que había llegado a mis manos por culpa de la caída, ahora también está en la mano de Kai.

—Te ensucie —comuniqué con pesar.

Limpié mi mano en mi, ya descuidada, vestimenta y luego tomé la muñeca de Kai para repetir la acción.

—No es necesario. —Se separó de mi.

—De todas formas voy a tener que lavarlo —lo tranquilicé levantando la mirada.

Kai rodeaba su muñeca como si mi tacto lo hubiera quemado y quisiera borrarlo.

Mi ceño se frunció levemente sintiéndome rechazada y fuera de lugar.

Sin decir nada más, lo esquivé y entré a la casa.

—No es lo que parece —aseguró el cazador siguiendome.

—¿Y que se supone que parece? —pregunté aburrida.

—Te enojaste —declaró —. Eso dice bastante...

Frené de golpe y di media vuelta para mirarlo con mala cara.

—No me enoje —repliqué.

—Si se enojo —afirmó.

—¡Ye dije que no! —Lo golpeé.

Él rió por lo bajo.

—Esta enojada en este momento —aseguró acercándose unos pasos.

—Mantente lejos de mi. —Lo señalé acusadora.

—¿Por algo en especial? —consultó entretenido.

—Estoy sucia, seguramente te doy asco, por eso te alejaste de mi —solté lo que pensaba —. De todas formas, lo entiendo —admití mirando mis sucios ropajes.

—Le aseguro que no me da asco —afianzó acortando la distancia —. No piense eso de mí —pidió levantado su mano hasta acariciar mi rostro sonrojado y sudado.

—No —susurré tomando su brazo para que se detenga —. Realmente estoy muy sucia —reafirme mirando sus ojos.

—No lo está —volvió a llevarme la contraria.

—¿Tienes ganas de discutir hoy, Kai? —Elevé una de mis cejas.

Una leve risita salió de sus labios y movió su dedo pulgar sobre mi mejilla.

—Tal vez...

—Señorita... —La voz de Nana lo interrumpió —. Su baño ya está listo —informó nerviosa.

Incliné mi cuerpo hacia el costado para poder verla, normalmente miraría sobre el hombro de la persona que tengo en frente, pero la altura de Kai me lo imposibilita.

—Se lo agradezco. —Sonreí en su dirección —. Ya sueltame. —Alejé la mano de Kai bruscamente de mi rostro al ver que él no tenía intenciones de hacerlo —. Acosador —acusé mientras lo rodeaba para irme al cuarto de baño.

¿A quién engaño? Mi corazón no para de latir desenfrenadamente cada vez que tengo a Kai cerca.

Una vez que ingresé y cerré la puerta, me despoje de mis prendas sucias y sumergí mi cuerpo en el agua tibia.

En el baño de mi habitación no poseo una tina, por lo que siempre que quiero bañarme ahí lleva más trabajo. Ducharme en el baño principal es más fácil.

Suspiré y cerré mis ojos relajandome al instante.

¿Kai también va a tomar un baño?

Seguramente su cuerpo se ve muy bie...

¿En qué estoy pensando?

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora