Capítulo 10.

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—¡Tara! —La voz de mi padre llamó mi atención.

La puerta se abrió de repente agarrándome infraganti.

—No estoy torturando a esta niña. —Levanté mis manos inocente y ella soltó una carcajada.

Mi padre suspiró aliviado.

—Kiki no recordaba el nombre y apellido que gritaste, recorrimos toda la aldea antes de encontrarte —explicó agotado —. ¿Estan bien? —Se acercó a nosotras.

—Lo estamos —aseguré con una sonrisa.

—Me alegro mucho. —Nos abrazó —. Kai esta revisando al señor Kim, parece estar bien, buen trabajo. —Acarició mi cabeza.

—Iré a verlo. —Me levanté con cuidado —. Quédate aquí, pequeña.

Estoy bastante mareada y prefiero que no se sepa el porque delante de Suri. Se que mi padre no podrá disimular su espanto.

Caminé hasta la sala y encontré el gran cuerpo de Kai junto al señor Kim.

—¿Está bien? —pregunté cuando estuve a su lado.

—Lo salvaste —contestó —. ¿Tú estás bien? —Miró mi rostro.

Doble mis rodillas para agacharme y estar a su altura, pero estas no resistieron mi peso y se vencieron. Kai amortizo mi caída con sus brazos.

—Kai —susurré —. No le digas nada a mi padre ¿si? —Miré sus ojos.

—¿Qué hiciste ahora? —preguntó con desaprobación.

—Su transformación estaba por completarse, tenía que obtener sangre en poco tiempo si quería salvarlo. —Le enseñe mi muñeca vendada —. No ha parado de sangrar desde entonces —confesé con soberbia.

No quería admitir que nuevamente puse mi vida en peligro.

—Tara —recriminó —. ¿Dónde está el baño?

—Por allí. —Señalé el pasillo.

—Acompáñame. —No me dio tiempo a responder porque tomo mi cuerpo entre sus brazos elevandome del piso.

—Había un pájaro convertido ¿como es posible? —pregunté lo que me estuve preguntando todo este tiempo —. ¿No te parece muy extraño? Antes nunca teníamos estos problemas, no es simple casualidad, hay algo más queriendo hacernos daño —dije lo que pensaba.

—Para eso estoy aquí Tara, no pienses en eso —ordenó él dejándome sentada sobre la tapa del retrete.

—¿Cómo puedes decirme eso cuando esta acechando a personas inocentes? —contesté enojada —. Hoy no estuviste aquí para ayudar, pueden pasar muchas cosas mientras tu no estas Kai —contesté con firmeza.

—Lo sé. —Suspiró —. Es por eso que estoy investigando para llegar al fondo de todo esto y solucionar el problema de raíz, no te preocupes Tara, confía en mi —pidió.

Miré sus ojos con una sensación ambigua.

—No es tan fácil. —Suspiré —. No puedo depender solo de ti, tienes que enseñarme —insistí.

—Sana tu cuerpo, Tara, y lo haré —prometió.

—No sé si creerte. —Bufé.

—Soy un hombre de palabra, tú solo espera. —Tomó con delicadeza mi mano y desenvolvió la tela.

Yo me centré en desviar el dolor observando sus ojos y máscara. La idea de verlo sin ella persiste en mi mente.

—¿Tienes prohibido mostrar tú cara? —consulté envuelta en su encanto.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora