Capítulo 15.

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—¿Sabes quien fue el primer líder de esta aldea? —consultó Kai mientras llevábamos el rebaño a su corral.

—Mm... —pensé por unos segundos.

Mi padre nunca me dejó acceder a los registros que dejaban nuestros antepasados. Por lo que el líder más antiguo que conozco en mi bisabuelo muerto.

—Se que mi padre tiene en su oficina un registro de nuestros antiguos líderes, desconozco su contenido —comuniqué —. Tal vez si le preguntas podría enseñartelo, aunque es bastante reservado con eso —advertí observándolo.

Él asintió pensativo.

—Tengo muchas dudas acerca de esta aldea —confesó —. Son bastantes únicos, en el buen sentido —aclaró.

Sonreí levemente y miré hacia el frente.

La puesta de sol nos agarró en el mejor momento.

—Todos somos familia —declaré —. Así nos enseñaron a vivir y tenemos la suerte de ser unidos y respetarnos.

Relami mis labios e inhale el viento fresco que chocó contra mí rostro.

Agradezco haber nacido en el lugar correcto.

—Ay —me quejé mirando hacia atrás —. Pequeño —regañé al borrego que me golpeó con su cabeza —. No hagas eso. —Intenté espantarlo con mi mano.

El pequeño salió corriendo. Segundos después volvió con la que parece ser su madre.

—Ten cuidado —advirtió Kai divertido.

—Mierda, Kai, ayúdame. —Corrí hasta esconderme detrás de él, al ser perseguida.

Pronto todo el rebaño se volvió en mi contra.

—¡Kai, haz algo! —Lo golpeé cuando él solo se dedico a reírse —. ¡Kai! —chillé cuando me golpearon por los costados.

En un acto desesperado di un salto sobre su espalda rodeando las caderas del más alto con mis piernas y su cuello con mis brazos para sostenerme.

—¡Fuera, fuera! —intenté espantarlos en vano.

Al parecer Kai ni siquiera se inmuta por los insistentes cabezazos.

—¿Puedes con un demonio, pero no con ovejas? —cuestionó mi salvador entretenido.

—Cuando era niña casi me matan, son peores que los demonios —aseguré apoyando mi frente en su hombro —. Las odio —murmuré.

—No podrán matarte conmigo presente —aseguró tranquilo.

—¿Si? —respondí desconfiada.

—Si —afirmó llevando sus manos debajo de mis muslos para sostenerme.

Intenté evitar con todas mis fuerzas que mi cuerpo demuestre su reacción ante tal acción.

¡Controlate, Tara!

Apreté mis dedos, formando un puño con mis manos.

El cazador volvió a retomar la caminata. Su cuerpo emanó una energía diferente, haciendo que todas las ovejas lo sigan obedientemente.

—¿Cómo es que...? —balbucee sacando mi cabeza de su escondite para observar al rebaño seguirlo en orden —. Intimidador de ovejas —acusé.

—No las intimide, las presas siempre huyen del lobo —aclaró.

No hace falta recalcar que Kai es el lobo.

—¿Entonces? —quise saber.

—Solo me respetan —contestó con simpleza.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora